El 8 de diciembre de 1987 el club peruano Alianza Lima sufrió una terrible y lamentable tragedia. El equipo, que regresaba de un partido de la liga local, viajaba en un charter Fokker F-27 de la Marina de Guerra del Perú, y por causas que aún se investigan se precipitó al mar, a escasos kilómetros del Aeropuerto Internacional Jorge Chávez, a la altura de la localidad chalaca de Ventanilla.

En el avión iban 16 jugadores de los ‘íntimos’, cinco integrantes del cuerpo técnico, cuatro dirigentes, ocho barristas, tres árbitros y siete tripulantes. Todos ellos fallecieron. El único sobreviviente de la tragedia fue el piloto de la aeronave Edilberto Villar Molina.

El pueblo estaba destrozado. Los familiares de las víctimas lloraban a sus deudos y aquellos que no aparecían eran devueltos horas más tarde por el mar. La playa de Ventanilla fue testigo de desgarradoras escenas. De hecho, Algunos cuerpos jamás se recuperaron.

Pero en medio de la tragedia el ‘show debía continuar’. Alianza tenía que rearmarse para poder disputar el Campeonato Nacional, sin embargo no contaban con suficientes jugadores para lograr el cometido.

De pronto, un teléfono sonó en las oficinas del cuadro aliancista. Peter Dragicevic, presidente de Colo Colo, ofrecía su ayuda y enviaba a cuatro ‘albos’ para que reforzaran a los peruanos. El arquero José Letelier, el defensa Parco Quiroz, el volante Francisco Huerta y al delantero René Pinto fueron los elegidos.

El encargado de recibirlos fue Alex Berrocal, en ese entonces jefe de equipos de Alianza. El hoy coordinador general de la institución aún recuerda el sufrimiento que debió pasar, esas horas interminables de incertidumbre. Sin embargo, lo que se marcó con fuego en su interior fue que desde tan lejos, un hermano fuese a decir “aquí estoy, contigo. Nos ponemos a tu disposición…Eso hizo Colo Colo”.

En conversación con BioBioChile, el histórico de Alianza repasó la tragedia de 1987 y ese tremendo lazo de hermandad que nació a raíz del accidente, y que se mantiene en la actualidad con el conjunto ‘popular’. “Alianza y Colo Colo un solo corazón” es la consigna.

Usted era en ese entonces el jefe de equipos de Alianza Lima, ¿Cómo fue el instante en el cual se entera de la tragedia?

En ese momento no había acompañado a la delegación, me quedé a hacer unas tareas, el resto del equipo debía seguir entrenando. Me enteré a las 19:50 horas que el avión había desaparecido. Entró en mí un escozor tremendo y lo único que atiné fue tomar mis cosas e irme a la base naval, para ver si era cierto o no.

No decían aún si había caído. Entramos en desesperación buscando alguna respuesta. Todavía no tenía conciencia que el avión se había caído. Me peleé con los uniformados, y ellos nos sacaron a la calle. Allí percibí que la cosa ya era fea.

¿Se le vino a la memoria aquella decisión de no haber tomado aquel vuelo? ¿Por qué no lo hizo?

Cuando nos estábamos dirigiendo al Aeropuerto Internacional Jorge Chávez, ahí nos dieron la ingrata noticia que el avión se había precipitado al mar. Ahí se me vino todo, por qué no viajé, por qué no acompañé al equipo…

Tras la tragedia se debió rearmar al equipo. Perdieron 16 jugadores, a cinco integrantes del cuerpo técnico y cuatro dirigentes ¿Cómo lo hicieron? ¿Cuál fue la receta que idearon los ‘potrillos’ para enfrentar la tragedia?

Al perder a toda la delegación, la gran fortaleza que tuvo Alianza fue la unión de todos, formamos un solo núcleo. Ya no eran jugadores, dirigentes, barristas, jueces, todos fuimos deudos. Formamos una sola idea.

Nos reuníamos semanalmente, venía Teófilo Cubillas a hablar, o César Cueto, jugadores emblemáticos. O traíamos a un representante del criollismo o a un periodista destacado, para levantar el ánimo. La unión creció y todo el club se puso de pie.

Ese año recibieron la ayuda del equipo chileno Colo Colo. Los albos que en aquellos años eran dirigidos por Arturo Salah determinaron enviar a préstamo a cuatro jugadores: el arquero José Letelier, el defensa Parco Quiroz, el volante Francisco Huerta y al delantero René Pinto. ¿Cómo se gestó la ayuda? ¿Recibieron un llamado del cacique?

Nosotros hicimos los lazos con Peter Dragicevic (expresidente de Colo Colo), habíamos tenido contactos antes que fuera presidente. Nunca pensamos que las conversaciones se iban a fortalecer a raíz de una tragedia. Él nos llamó y dijo: “¿Qué necesitan?” De modos propios dijo: “van a ir cuatro jugadores y los seis meses de préstamo los asume Colo Colo”.

¿Cuál fue la reacción del escaso camarín de Alianza cuando llegaron los refuerzos de Colo Colo?

Cuando llegaron los muchachos personalmente fui a recibirlos con un gusto y una alegría. Llegaron desde tan lejos a sumarse a este dolor. Se los presentamos a los familiares, para que supieran que no estaban solos. Que desde muy lejos llegaron a testimoniar a sus hijos.

Para nosotros y para los familiares de los mártires fue de gran ayuda. El ambiente en el camarín fue duro, pero de a poco se fue disipando. El recuerdo sobretodo era el trabajar doble, el jugar mejor, esa era el mejor homenaje que hacíamos para los familiares e hinchas.

¿Usted tuvo una relación cercana con ellos? ¿Crearon lazos de amistad?

Los primeros días almorzaban en mi casa, dialogaba mucho con el chico Huerta. Era la ‘bala’, fastidiaba mucho a Letelier. El otro que era peor era René. Parecían que eran jugadores natos de Alianza, que habían nacido allí. Tenían esa chispa, esa alegría. La rapidez para poner apodos, para molestar a otros. Llegaron los que tenían que llegar. Se compenetraron con el club.

Luego de este gesto del cacique, ¿Cómo fue el lazo de amistad entre ambas instituciones?, teniendo en cuenta que un año después Colo Colo viajó a Lima para disputar un amistoso.

Con Alianza y Colo Colo creamos un convenio de amistad: “Alianza y Colo Colo un solo corazón”. Es nuestro lema, lo tenemos representados en el club. Allá igual (Chile).

DAVID LILLO / AFP
DAVID LILLO / AFP

¿Cómo considera esta hermandad entra ambos clubes? Es inédita a nivel mundial.

No se había visto hasta ahora. Para nosotros fue un respaldo enorme. A veces no lo encontrabas en los clubes o autoridades deportivas del país. Que desde tan lejos un hermano venga a decir aquí estoy, contigo. Me has abierto las puertas, me has hecho reflexionar, nos ponemos a tu disposición. Eso hizo Colo Colo.

La tragedia de Chapecoense

¿Cuál fue su reacción al enterarse del terrible accidente del Chapecoense? ¿Se le vino otra vez a la cabeza el recuerdo de Alianza?

Totalmente. Tuve muchos sentimientos encontrados, parecían que eran nuestros. No lo podía creer. La similitud y la coincidencia que había respecto a nuestro accidente. El chico que iba a tener un hijo, a uno de nuestros jugadores le pasó lo mismo. Algunos que no viajaron porque llegaron tarde, o el jugador lesionado, son muchas similitudes. Parecía que estábamos volviendo a ver la película.

¿Van a homenajearlos?

Vamos a testimoniar el día 8 de diciembre. Invitamos al embajador de Brasil, le vamos a testimoniar nuestra hermandad. En la medida que podamos colaborar dándoles testimonio de vida, estamos dispuestos a ayudar con todo, eso es lo más complicado. Como hemos salido adelante sin tanto apoyo como ahora.

Usted, como miembro del club y como persona que vivió en carne propia esta tragedia. ¿Qué mensaje enviaría a ese pueblo que está sufriendo en Brasil? ¿Qué reflexión queda?

Hay que cuidar a los muchachos que quedaron con vida. Ellos son los más complicados. Ellos vivieron todo en carne propia, hay que darle mucho amor y llevarlos a la nueva vida, porque es una nueva vida para ellos. Con unión el Chapecoense puede surgir.

Además, ellos no pueden sentarse a llorar, porque tienen un compromiso por los chicos fallecidos, de salir rápidamente.