A pesar de la alegría por volver a sentirse futbolista, e ir de allá para acá con una sonrisa cruzándole el rostro, Felipe Flores no está en el lugar en que le gustaría. Sin siquiera haber debutado con Antofagasta, y a riesgo de ganarse la enemistad de la hinchada de los ‘Pumas’, el delantero declaró que le gustaría estar en Colo Colo. Pese a todo enfrentó a los ‘albos’ el fin de semana. Jugó 28 minutos y ‘sufrió’ estar frente al club de sus amores.

Flores salió de las entrañas del ‘Cacique’, equipo del que es fanático recalcitrante. Tenía la pieza llena de posters, sus sueños eran en blanco y negro. Debutó en primera división con solo 17 años. Todo iba bien. Sin embargo, su viaje a la consagración se detuvo. Al “Pipe” lo encandilaron las luces de neón y la vida de lujos.

Ya con Claudio Borghi en el banco apenas entraba de vez en cuando. La situación empeoró al sufrir una rotura de ligamentos. Tras recuperarse, lo mandaron a préstamo a O´Higgins. Su carrera siguió en Cobreloa, Unión Española, el ascenso mexicano y Antofagasta. En el recorrido se peleó con técnicos, dirigentes y fue acusado de indisciplina.

Llegó a Cobreloa en 2012 y tuvo seis meses de ensueño. Tan bien anduvo que se ganó un llamado para la selección chilena de Borghi y, lo más importante para él, una nueva oportunidad en Colo Colo. Allí se redimió, no sin antes caer al infierno y ser humillado por sus propios hinchas. Aquí te presentamos los cinco momentos que definen a Felipe Flores en Colo Colo.

Debut en un superclásico

El equipo de Macul enfrentaba una difícil tarea en 2004: estar a la altura de su historia con un presupuesto escuálido. El debut en el Clausura era, ni más ni menos, ante la Universidad de Chile, que los había vapuleado a inicios de año.

Ricardo Drabowsky, sin mucho a que echar mano, le dijo a Flores que iba de titular en el Nacional. El canterano tenía los nervios trenzados en la boca del túnel. En juveniles había anotado hasta el hartazgo, pero ahora no era un juego de niños. El partido se lo llevó el Cacique con un cabezazo de Miguel Riffo en el primer tiempo. Dos meses después, Flores convirtió su primer gol a Santiago Wanderers.

El buen arranque no tuvo continuidad en el tiempo. Los años pasaban y Flores ni siquiera se hacía un cupo en la banca. Tenía la cabeza en cualquier parte. Le hablaban y no hacía caso. Dejó el club por la puerta de atrás. Hoy, diez años después, tiene claros sus errores: “Cuando estuve en el primer equipo de Colo Colo, como a los 18 y 19 años, jugando de titular, obviamente que uno como joven le afecta en ese sentido y se manda embarradas. En ese instante, uno sólo quería salir y pasarla bien con amigos. Cometí errores que uno hoy en día se arrepiente, pero uno tiene que aprender y no volver a cometerlos”.

Las pifias

“Número 17, Felipe Flores”. Antes de que el locutor del estadio terminara de anunciarlo, una atronadora silbatina inundó el Monumental. Así vivió buena parte del 2013 Felipe Flores, que había regresado un año antes a Pedrero. El ‘Cacique’ estaba cuajando una campaña horrible y los hinchas tenían a Flores como blanco favorito para sus dardos. Cualquier error llevaba a la sátira despiadada. El escarnio, expresado en memes, se propagaba por redes sociales. Allí le pusieron el apodo de “Flores Mori”, una parodia a Rogelio Funes Mori, un delantero que hacía que los hinchas de River Plate perdieran los papeles cada vez que fallaba un gol.

Gol y redención

Ni Gustavo Benítez, el técnico que construyó un equipo imperial en la segunda mitad de los ’90, pudo sacar el equipo del barranco. Héctor Tapia, hasta entonces a cargo de los juveniles, asumió un interinato.

A fin de año se vería qué hacer, lo importante era no perder la dignidad. La llegada de “Tito” le cambió el color a Flores. El delantero salió del destierro y en su primer partido anotó un gol de último minuto ante Cobreloa para acabar con la mala racha y salir de la zona baja de la tabla de posiciones. Lo mejor vendría tres semanas después.

El “Cacique” recibió a la U en el Monumental. Los dirigidos por Marco Antonio Figueroa necesitaban ganar para seguir en carrera por la corona. Colo Colo, ante la única opción de sacudirse la rabia por otro año nefasto, salió a atropellar al cuadro azul. Fue superior y, merecidamente, se puso dos veces en ventaja. La U, sin embargo, empató en dos jugadas aisladas. En el último minuto, Esteban Pávez cazó una pelota en mitad de cancha y recortó por el centro. Vio que Flores iba lanzado como una flecha hacia el área y metió el pase al vacío. El 17, al ver que Luis Marín salía disparado a achicar, definió de primera con la parte interna de su botín izquierdo. Mientras veía la pelota ingresar junto al poste, se sacaba la camiseta y la iba a poner en el banderín del córner para pasearse en frente de la barra del cuadro laico. Era su catarsis.

Casi a los combos

Colo Colo y la U peleaban cabeza a cabeza el Apertura 2014. Fue un partido bravo, eléctrico, de bocas venenosas. Flores estaba en su salsa. No necesito entrar mucho en juego para desquiciar a toda la defensa universitaria. Cerca del final, Jean Beausejour ingresó al área amasando la pelota bajo la suela, dejó a Herrera plantado y coronó un golazo antológico. Flores fue corriendo a abrazar a su compañero y, a la pasada, le restregó el gol en la cara al portero. Solo la intervención de Esteban Paredes evitó que Herrera se abalanzara sobre el burlón Flores. “Es un chipamogli”, declaró el “samurái azul” a la salida de camarines.

Alex Reyes / Archivo Agencia UNO
Alex Reyes / Archivo Agencia UNO

Sentirse campeón

Con el regreso de Esteban Paredes, a inicios de 2014, Flores se tuvo que aferrar a la banda para no salir del once titular. Escorado en la izquierda, yendo y volviendo, haciendo el trabajo sucio para el lucimiento de Paredes, el “Pipe” se hizo importante en un cuadro diseñado para acabar con la sequía de títulos a nivel local. Colo Colo lideró el torneo de principio a fin, prácticamente sin oposición.

La coronación podía darse ante Santiago Wanderers. Sin embargo, con nervio y sin chispa, no podía desenmarañar el tejido defensivo de los caturros. Al filo del primer tiempo, y tras un rebote del portero Gabriel Castellón, Flores puso el único tanto del partido. Lo celebro golpeándose el pecho, diciendo “aquí estoy yo”. Ha sido su mejor momento como profesional. “Había dos veces campeón con Colo Colo, pero era alternativa. Con suerte jugué cinco partidos. No se disfruta tanto como ahora. Hoy me siento campeón de verdad”, declaró en una entrevista a El Mercurio.