“Hablé con Paulo Garcés y con Álvaro Salazar y ya les dije lo que voy a hacer”, respondió el técnico de Colo Colo, Pablo Guede, al ser consultado por quién atajaría en el decisivo partido de este domingo ante Palestino. Pero el misterio dudaría un par de horas. Se filtró en la presa deportiva que en la práctica de fútbol el que se posicionó bajo los tres palos del equipo titular fue Salazar. El eterno suplente, que siempre ha jugado por la lesión de un compañero, será el dueño del arco porque su técnico piensa que nadie puede hacerlo mejor.

El “Choche”, como le dicen en el camarín albo, hizo su debut en el profesionalismo en la última fecha del Apertura 2012. Colo Colo recibía a Audax Italiano y ya ganaba por 1-0, cuando a los quince minutos del primer tiempo a Ignacio González no le aguantó más la rodilla. Francisco Prieto y el venezolano Renny Vega, los porteros estelares, no estaban disponibles. Rápidamente Salazar tuvo que precalentar para una oportunidad que no esperaba. Marcelo “Rambo” Ramírez, su ídolo de infancia, le dio las instrucciones y le deseó lo mejor. Saltó a la cancha, dio tres pequeños saltos para tocar el horizontal del arco norte del Monumental y se persignó. Tuvo una faena tranquila esa tarde. Los albos dominaron sin contrapeso y anotaron cuatro goles más. Cerca del final, Sebastián Sáez anotó el descuento de los floridanos a través de un penal que Salazar casi ataja.

“Esto es un sueño”, dijo el golero de 19 años una vez finalizado al cotejo. La gente cantando, el verde de la cancha David Arellano, pararse bajo un arco por el que ha pasado mucha historia. Había fantaseado con ese momento miles de veces. Llegó a Colo Colo a los 13, a través de una prueba masiva realizada en su natal Linares. En Santiago lo recibió Adolfo Nef, el arquero del mítico Colo Colo ’73. Hugo Tocalli y Diego Cagna lo habían hecho entrenar con el primer equipo, pero Omar Labruna le dio el impulso definitivo.

Salazar no volvería a jugar ese año, así como tampoco en la primera mitad del 2013. Pero en esa época ocurriría uno de los mayores hitos de su carrera. El arquero le ganó la pulseada a Lawrence Vigouroux y sacó boleto para viajar al mundial de Turquía con la selección chilena sub-20. Lamentablemente para él, no le tocó jugar en la cita planetaria. La titularidad fue de Darío Melo, arquero de Palestino, y lo secundaba Brayan Cortés, de Iquique. Hoy ambos están consolidados como titulares en sus escuadras.

A la vuelta le tocó ser parte de un Colo Colo que vivía una de las peores crisis deportivas e institucionales de su historia. Gustavo Benítez arribó a la banca con la misión de devolver al equipo a la gloria que conoció en su primer mandato entre el ’95 y el ’98 . Con el paraguayo a cargo, Salazar empezó a agarrar continuidad ante las lesiones de Justo Villar y Eduardo Lobos. Jugaba en el torneo, en la Copa Chile y también le tocó debutar a nivel internacional ante el Deportivo Pasto por la Copa Sudamericana. En la previa del duelo de ida ante los cafeteros, el joven golero confesó prepararse mirando videos de sus referentes en el fútbol actual: Claudio Bravo, Iker Casillas, Manuel Neuer y “Giggi” Buffon.

Colo Colo exhibió las mismas miserias que venía mostrando a nivel local y fue derrotado inapelablemente en ambos duelos por el Pasto. Días después llegaría la eliminación en Copa Chile, ante San Luis. En el campeonato local ya no había nada que hacer. En esos tiempos oscuros, Salazar fue de lo poco rescatable. Sin ser portentoso, mostró tener buen juego aéreo, una respetable habilidad con los pies y carácter ante la adversidad. Desde que Claudio Bravo emigró a España, a mediados del 2006, que un arquero hecho en casa no mostraba tal consistencia. Raúl “Araña” Olivares había jugado bastante en 2011 y en 2012, pero cometiendo sucesivos y groseros yerros. Leonardo Rayo, Pablo Soto, Richard Leyton e Ignacio González, tuvieron una presencia meramente testimonial.

No pasó mucho tiempo para que Benítez se fuera del club. Héctor Tapia, a cargo de las inferiores, tuvo que asumir de emergencia. El arribo del “Tito” y la recuperación de Villar relegaron a Salazar. Pero volvería a ver acción. Otra vez gracias a una lesión. Colo Colo derrotaba a O´Higgins y el mundialista paraguayo no pudo seguir jugando. Con el marcador 3-2 favorable a los suyos, Salazar entró en el segundo tiempo.

Los rancagüinos, a la larga campeones del torneo, “apedreaban el rancho” en busca del empate que los mantuviera en carrera por la corona. Julio Barroso, por entonces pilar de los “Celestes”, cazó una pelota en área chica y no dudó en zambullirse. Salazar, que se había quedado atornillado en el primer palo, reaccionó a tiempo y voló para manotear la pelota en la raya. La mejor atajada de su carrera le valió tres puntos a un equipo que estaba recuperando la costumbre de ganar.

Colo Colo rompió la maldición de cinco años sin coronas en el Clausura 2014. Álvaro Salazar pudo cumplir el sueño de niñez: ser campeón con el equipo de sus amores, pero en un rol secundario. Cuando la copa ya estaba asegurada le tocó entrar en reemplazo de un mermado Justo Villar en un cotejo ante la Universidad Católica que Colo Colo ganaba con gol de Emiliano Vecchio. Salazar casi no entraba en juego, pero en las dos primeras llegadas a su arco le convirtieron. El segundo tanto, obra de José Luis Múñoz, fue un latigazo que se metió en el denominado “palo del arquero. Sin embargo, no se desmoronó y terminó cuajando una aceptable actuación. “Lo saqué adelante siendo un partido súper complicado. Con dos goles tan rápidos cualquier arquero se podría desmoronar. No me pasó”, comentó después del partido.

Pero “Tito” no confiaba en él como segundo arquero y pidió a Pablo Garcés. Salazar se fue a préstamo al modesto Barnechea. Allí cumplió con el objetivo: sumar minutos. Partió como reserva de Jorge Manduca, pero nuevamente una lesión le allanó el camino a la estelaridad. Su primera parada no fue fácil: la altura de Calama. Pero respondió con sobriedad. Jugó como titular diez partidos en los que recibió 20 goles. La caída a Primera B de los “Huaicocheros” no empañó su correcto paso por el club. Volvió a Colo Colo para ser el tercer arquero del equipo.

A mediados de 2015, ya con José Luis Sierra en la banca en reemplazo de Tapia, Julio Rodríguez volvió a asumir como preparador de arqueros de Colo Colo. Ignacio González había dejado el club buscando el protagonismo que nunca encontró y se esperaba que Salazar le siguiera los pasos. Villar y Garcés estaban maltrechos, pero el “Coto” le había pedido la contratación de un arquero a la dirigencia.

Pero el hombre que formó a Claudio Bravo le pidió expresamente al ex DT de Unión Española que mantuviera en el equipo al linarense. Rodríguez creía que había mucho potencial en el arquero. “La verdad que han sido semanas bien movidas, se habló mucho de la llegada de nuevo arquero, pero me jugué mi opción y conté con el respaldo del profe Julio (Rodríguez). Esto me ayudó a enfrentar todo con madurez y tranquilidad, me lo tomo con la responsabilidad que amerita y soy afortunado por el respaldo”, expresó el arquero en dicha oportunidad.

Salazar arrancó atajando ese torneo, pero luego fue borrado del equipo titular. Solo se le veía en la banca o mirando los partidos escondido en la oscuridad del túnel que da a la cancha. En casi dos años, apenas ha disputado apenas cinco partidos. Los encuentros de campeonato y de Libertadores eran de Justo Villar y los de Copa Chile para Garcés. Él agarraba lo que surgía de algún imprevisto.

Este año ha sido casi todo de Garcés. Villar volvió a lesionarse y le dejó el arco a disposición. Pero los groseros errores del “Halcón”, que se ha “comido” goles en tres de los últimos cuatro partidos de los albos, sacaron a Salazar de la caverna y lo pusieron en boca de todos. Prensa, hinchas e históricos del club, concordaron en que había que darle la oportunidad al chico de la casa. Guede apostó por mantener al titular, pero la mala salida de Garcés en el gol de San Luis el último fin de semana fue más de lo que el ex técnico de San Lorenzo podía soportar.

“Salazar tiene todas las condiciones. De hecho ya ha jugado en Copa Chile y lo hizo regularmente bien. No le encuentro nada para que no pueda ser titular”, lo apoyó Daniel “Loro” Morón, campeón de la Libertadores en 1991.

“Cuando le tocó jugar siempre rindió. Era un jugador que al momento de tomar la posición del arco manejaba bien el orden de los defensas y era capaz liderar las tareas que le encomendábamos. Desde el punto de vista de líder, de su personalidad, tenía bastantes capacidades, siendo un arquero muy joven”, declaró Francisco Bozán, su técnico en Barnechea.

“Hoy a sus 24 años debe estar más fuerte en ese aspecto, sobre todo siendo arquero de Colo Colo y teniendo que liderar a su defensa. Me parece que es una de las condiciones que sí tiene Alvaro, por lo que demostró cuando nosotros lo dirigimos”, agregó el actual estratega de la Universidad de Concepción.

Salazar ha disputado un total de 15 partidos con la camiseta del “Cacique”. Ha ganado siete, ha empatado otros siete y ha perdido en cuatro ocasiones. Con él en la valla, el rendimiento del equipo es del 51,9%.

Este domingo le tocará ser titular ante Palestino, el cuadro ante el que jugó su último partido. A fines del campeonato anterior, y con Guede centrando todas sus energías en la final de Copa Chile, Colo Colo salió a jugar frente a los “Árabes” con un equipo compuesto principalmente por juveniles. Ese día, el “Cacique” ganó y Salazar se lució con tres tapadones.

Le puso el pecho a un tiro a quemarropa de Diego Rosende, desvió un remate desde fuera del área de Franco Mazurek que se metía en el ángulo y alcanzó a desviar con la yema de los dedos un córner de Leonardo Valencia que tenía pretensiones olímpicas.

Pero, a diferencia de aquel lance, en el partido de hoy habrá mucho en disputa. Será un partido áspero, de mucho nervio en la tribuna y en la cancha. El “Cacique” se juega un campeonato que, al inicio del torneo, parecía tener en el bolsillo. A Salazar se le exigirá como nunca su carrera. No habrá piedad si falla. Pero esto fue por lo que “Choche” estuvo años haciendo banca. Por fin le llegó la oportunidad para demostrar que, después de varios años, puede haber un digno heredero al puesto dejado por Claudio Bravo.