Para nadie es secreto que el deporte de alto rendimiento exige una gota de talento y otra de fortaleza mental. Y es que las largas horas de entrenamiento, así como la intensidad y carga energética que se vive dentro de un ring, campo de juego o gimnasio, le pueden pasar la cuenta a cualquiera.

Precisamente esto último fue lo que le ocurrió a la estrella de los Cleveland Cavaliers, Kevin Love, quien confesó haber sufrido una crisis de pánico en la previa de un encuentro de la NBA.

“Nunca me he sentido cómodo compartiendo mucho sobre mí mismo. Cumplí 29 años en septiembre y durante casi 29 años he sido protector sobre cualquier cosa en mi vida interior. Estaba cómodo hablando de baloncesto, pero eso fue natural”, partió indicando el pivot en una carta al sitio The Player Tribune.

Agregando rápidamente “hoy me he dado cuenta de que necesito cambiar eso. Quiero compartir algunos de mis pensamientos sobre mi ataque de pánico y lo que ha sucedido desde entonces. Si estás sufriendo en silencio como yo, entonces sabes cómo puede sentirse como si nadie realmente lo entendiera”.

Tras esto, el jugador pasó a relatar una de las peores experiencias que ha vivido en su corta vida, la que por cierto fue el motor que lo impulsó a tomar la decisión de dar a conocer esto en público.

Es difícil de describir, pero todo estaba dando vueltas, como si mi cerebro estuviese tratando de salirse de mi cabeza. El aire se sentía denso y pesado. La boca parecía llena de tiza. Recuerdo a un asistente gritando algo sobre una formación defensiva. Yo asentí, pero no escuché mucho de lo que dijo. Para entonces, yo estaba perdiendo los estribos”, indicó.

Complementando con que “mi corazón empezaba a latir más de lo normal. Me estaba volviendo loco, era como si mi cuerpo estuviera tratando de decirme estás a punto de morir. Corrí hacia el vestuario y terminé tirado en el suelo del vestuario tratando de obtener suficiente aire para respirar”.

Es más, tan mal se sintió el deportista que debió ser trasladado de manera urgente hasta un centro asistencial para ser atendido por un especialista. No obstante, todos los exámenes que le realizaron salieron en orden, lo que lo llevó a entender que no era algo físico, sino más bien mental.

“Todo parecía estar chequeado y bien, lo que era un alivio. Fue ahí cuando pensé: Esperen, entonces ¿qué carajo acaba de pasarme?”, agregó el campeón de la NBA con los Cavs.

Kevin, quien también tiene una lesión en su mano, se encuentra en medio de un tratamiento psicológico, que le ha servido para canalizar sus miedos y poder ayudar a quienes están viviendo la misma pesadilla que él pasó.

La salud mental no es sólo algo de los atletas, sino que es para todos. Todos llevamos cosas que duelen y que nos pueden lastimar si las mantenemos enterradas. No hablar de nuestro interior nos roba de conocernos realmente”, puntualizó.

Concluyendo con que “si estás leyendo esto y estás teniendo un tiempo difícil, sin importar cuán chico o grande te parezca, quiero recordarte que no eres raro o diferente por exponer lo que te está pasando. Por el contrario: puede ser lo más importante que hagas. Para mí, fue exactamente eso”.