“Si hace diez años alguien me decía que iba a jugar hasta los cuarenta, le respondía que estaba loco”, expresó Manu Ginobili, luego de acordar un año más de contrato con San Antonio Spurs, la camiseta con la que se ha hecho leyenda en la NBA.

El argentino se demoró en tomar la determinación. Él mejor que nadie sabe que ya no puede atacar el aro con esas penetraciones elásticas que fueron su firma por años. El tiempo no pasa en vano, pero aún se siente importante y con ánimo para competir al más alto nivel. No será el único con cuatro décadas jugando la próxima temporada. Vince Carter, el hombre de los clavados escandalosos, también ha confirmado su presencia.

Ellos no son los únicos cuarentones que han jugado en la mejor liga de básquet del mundo.

El último retorno de “Air”

La carta de presentación de Michael Jordan no admite disensos: es el mejor jugador de todos los tiempos. Después de ganar su sexto título con los Bulls, anunció su segundo retiro. Era 1999. Al año siguiente aceptó un cargo directivo en los Washington Wizards. Desde que asumió, los rumores sobre su regreso eran constantes. Finalmente, volvió el 2001 para tirar el carro de un equipo mediocre. La siguiente sería su última temporada y Jordan aseguró que esta vez sí que no había marcha atrás. Se despidió con números de estrella: 20 puntos, 3.8 asistencias y 1.5 robos por partido. En febrero de 2003 se convirtió en el primer jugador mayor de 40 años en anotar 40 o más puntos en un partido. Su último encuentro fue en Filadelfia. Con el marcador decidido, esperaba en el banco. El público comenzó a cantar “queremos a Michael”. Y Air saltó por última vez al ruedo para recibir una ovación de más de tres minutos.

El Mago cerró la función en Los Angeles

Steve Nash encandiló con sus pases. A diferencia de los conductores actuales, no tenía espíritu de artillero. El canadiense flotaba con ligereza sobre el parqué, invadía la llave con su bote calmo y dejaba a sus compañeros solos de cara al aro. Arrancó en Phoenix, triunfó en Dallas y volvió a Phoenix para ser dos veces el Jugador Más Valioso de la NBA. Ya en el ocaso de su carrera, con 38 años, los Lakers tocaron a su puerta con un proyecto seductor: construir un tridente de pretensiones hegemónicas junto a Kobe Bryant y Dwight Howard. Sin embargo, una seguidilla de lesiones le impidió mostrar lo mejor de su juego. Se retiró dos años más tarde.

Volver a casa para decir adiós

Dicen que el primer amor siempre vuelve. Kevin Garnett volvió a Minessota, el club con que se erigió como un ícono de la NBA, luego de su marcha a Boston para ganar el tan deseado anillo junto a Paul Pierce y Ray Allen. El ala pívot, famoso por su juego áspero y lengua filosa, anunció en septiembre del año pasado su retiro definitivo de la liga. En ese momento tenía 40 años.

Yoga y artes marciales para enfrentar los últimos años

Veinte años, seis anillos, seis veces MVP, dos ocasiones Jugador más Valioso de las Finales, 19 veces All Star, máximo anotador en la historia de la NBA, máximo reboteador defensivo, más minutos disputados en la liga. Esos son solo algunas de las distinciones que Kareem Abdul Jabbar acumuló a lo largo de su dilatada trayectoria. Llegó a la liga el ’69 como el relevo natural de dos centros de época: Bill Russell y Wilt Chamberlain. Primero con Milwaukee y luego con los Lakers se transformó en una figura dominante como pocas. Su gancho al cielo lo hizo indefendible. Al acercarse el final de su carrera practicó yogas y artes marciales, con Bruce Lee, para mantener sus extremidades fuertes y ágiles. Meditaba antes de cada partido para reducir la tensión. Su último partido fue una final de NBA. Los “Bad Boys” de Detroit pusieron fin a su era con una barrida en 1989.

Grant Hill, a pesar de su tobillo

Grant Hill se doctoró de súper estrella, pero pudo haber tenido una carrera mucho más brillante de no haber sido por su tobillo. El ala pívot llegó a la NBA para jugar con Detroit y no necesitó tiempo para armar barullo. Fue el primer rookie en la historia de la NBA en liderar la votación para el All Star. El 2000 se fue a Orlando con Tracy McGrady. El tobillo casi no lo dejó jugar en sus primeras tres temporadas en Florida. En la cuarta se quedó en blanco y tuvo que ver como su ex equipo ganaba el anillo de campeón. La lesión se agravó y lo tuvo al borde de la retirada. Pero el hombre derrotado se supo poner de pie, siempre con sus problemas de tobillo, y volvió por sus fueros. Se redimió con el Magic, estuvo en Phoenix por cinco años y acabó en los Clippers, con 19 temporadas a cuestas y 40 años.

La última entrega del “Cartero”

Karl Malone con John Stockton formaron una de las duplas que mejor ha entendido el pick and roll. Stockton era el cerebro y el “Cartero” un machacador implacable. Ambos lideraron al Jazz a dos finales consecutivas a finales de los ’90, pero se toparon con el fuego competitivo de Michael Jordan y sus Bulls. En 2003 se subió al último tren que podía tomar para ir por el campeonato. Se mudó a Los Angeles, con los Lakers. Kobe Bryant, Shaquille O’neal y Gary Peyton lo esperaban. Lamentablemente, pasó casi todo el curso con problemas físicos. Dirigidos por Phil Jackson, los de púrpura y dorado lograron hacerse un lugar en las finales. En la instancia decisiva, los Pistons de Chauncey Billups no tuvieron piedad. La rodilla y los problemas con Bryant llevaron a Malone a no renovar contrato y poner punto final a su carrera en la liga a los 42 años.

Tim Duncan, una sola camiseta

Tim Duncan era un interno especial. No necesitaba de fuerza bruta para brillar. Lo suyo era un elegante juego de pies y una inteligencia por sobre la media. Algunos lo han puesto a la altura de los mejores de la historia. Ya sea jugando con David Robinson o con Tony Parker y Manu Ginobili, Duncan fue la piedra angular del proyecto que Gregg Popovich construyó hace más de veinte años en San Antonio. A pesar de todo su talento, hacía lo que el equipo necesitara para ganar. Si otro compañero se tenía que llevar las palmas, que así fuera. No se dejaba obnubilar por las luces. Hizo toda su carrera con los texanos. Popovich lo exprimió hasta el último. Dejó de jugar a mediados de 2016 con cuatro décadas.

El inesperado anillo de Jason

Jason Kidd fue uno de los bases más dominantes que ha visto la NBA. Tenía visión de juego y mucho carácter para liderar a sus escuadras. No pudo coronar su etapa de gloria en los Nets con un título. Estuvo cerca, llego a dos finales. Se fue a Dallas y dio el batatazo al tumbar al Miami Heat de LeBron James en la serie decisiva del 2011. Aceptó irse a los Knicks. Su intención era pasar tres temporadas en la Gran Manzana, sin embargo, solo pudo estar una a causa de sus lesiones.

El “Jefe” de Boston y Chicago

Robert Parish ganó tres anillos en Boston jugando con figuras del calibre de Larry Bird, Kevin McHale, Dennis Johnson y Danny Ainge. Cuando todos pensaban que ya estaba acabado viajó hasta Chicago para sumarse a los Bulls. Allí ganó su cuarto anillo, en 1996, y cerró una carrera gloriosa a los 43 años y 254 días.

El récord de Willis

Nadie ha competido con más edad en la NBA que Kevin Willis. El pivot jugó con Dominique Wilkins y Dirk Nowitzki. Fue seleccionado por Atlanta en la primera ronda del Draft de 1984. Con los Hawks estuvo diez años, los mejores de su carrera, ganándose incluso una nominación para el Juego de las Estrellas del ’92. Luego inicio un derrotero de una década, en el que obtuvo su único título con los Spurs. Hasta los 36 años mantuvo un promedio sobre los once puntos y siete rebotes por encuentro. Volvió a Atlanta para retirarse en 2005. Se arrepintió y un año más tarde firmó un contrato de diez días con los Mavericks. Disputó cinco partidos y con 44 años y 244 días se retiró definitivamente