Como dicen por ahí, soldado que arranca sirve para otra guerra. Eso fue exactamente lo que ocurrió en España, cuando un árbitro decidió salir corriendo del estadio temiendo ser golpeado por los furiosos futbolistas.

¿Pero cómo ocurrió eso? Resulta que se jugaba el duelo entre Spórting Pontenova y SD Guitiriz, primer y segundo clasificado del Grupo 7 de Segunda Autonómica de Lugo.

El partido estaba reñido, y en el epílogo de partido el marcador reflejaba 2-1 a favor del conjunto local.

Cuando no quedaba nada, el árbitro del encuentro, David Rodríguez Pérez, pitó un peligroso tiro libre a favor del Guitiriz.

La jugada se ejecutó y el portero salió en falso. Ante su error, los visitantes se encaminaron rumbo al gol, pero cuando el balón estaba por ingresar al arco, un defensor del Spórting Pontenova despejó el esférico con la mano, según los jugadores del Guitiriz.

Todos los jugadores saltaron cobrando el penal, pero el juez no cobró la falta y decidió terminar ahí mismo el partido.

Los visitantes se le abalanzaron en masa al pobre árbitro, y este corrió velozmente evitando ser goleado. Llegó hasta los vestuarios del equipo local a refugiarse.

Afortunadamente la situación no pasó a mayores y el club pidió disculpas tras lo sucedido.