“La broma de una mantis religiosa” tiene los buenos ingredientes –y también algunos lugares comunes un tanto odiosos- de la buenas novelas policiales.

Uno de los aspectos más destacados del prolífico escritor es cómo va delineando, con pinceladas certeras, enérgicas, fuertes o veladas, mínimas a veces, a los distintos personajes, en especial la gran cantidad de hombres que giran en torno a esta “mantis religiosa”, Lorena.

En síntesis, en paralelo a la historia y al desarrollo de la trama policial, en gran medida bastante clásica (aunque con sorpresas), Poli Délano va mostrando una serie de personajes, en su mayoría hombres (de una u otra forma víctimas de la “mantis religiosa”), en sus derrotas e incapacidad de vivir bien la vida. Un relato que lleva a pensar en temas de género, de capacidades y dificultades para abordar –por razones culturales y de género- la vida, para cambiar.

En paralelo, están el investigador Néstor Barría (PDI) y su espejo, el investigador privado Julián Ramírez.

“La broma de una mantis religiosa” se estructura en dos partes escrita en capítulos breves, la primera mostrando los hechos y la segunda la investigación y sus resultados, en una especie de cara y sello de la realidad.

Si bien el libro parte en forma un tanto floja, como una novela policial clásica, poco a poco Délano va cautivando a través de esta fauna Santiaguina variopinta, marcada por la búsqueda –frustrada- de sentidos y de estímulos.

“La broma de una mantis religiosa”
Ceibo ediciones
133 páginas
Santiago de Chile, 2016