Pedro Poveda fue un sacerdote español que, entre fines del s XIX y el primer tercio del s XX, revolucionó la educación de su país conjugando lo mejor de las propuestas laicas, con ideas de avanzada, y valores cristianos. Con añadidos propios: creó una institución de formación de profesoras hechas por mujeres, poniéndolas en el centro de la educación, y puso a los niños –en tanto personas, seres únicos- en el foco, aceptándolos y potenciándolos a partir de sus propias cualidades. En esa época, propuso una educación inclusiva.

En resumen, el sentido profundo y central de Poveda fue preocuparse del desarrollo de cada persona respetando su esencia, sus cualidades, en un ambiente marcado por los valores cristianos y mediado por mujeres educadoras formadas especialmente con esta mirada (hasta ese momento la educación era llevada por hombres).

El film relata la historia del creador de la Institución Teresiana mostrando los desafíos que debió enfrentar, su perseverancia, sus ideas y un espíritu que, todavía, son muy actuales y pertinentes.

La cinta puede ser un gran aporte para adultos, jóvenes y niños, personas vinculadas a la educación como para cualquiera que esté interesado en este tema, en la sociedad, su comunidad, porque, finalmente, lo que proponía Poveda era una sociedad basada en el amor y en el respeto de la identidad y cualidades de cada cual, buscando desarrollar lo mejor de cada uno, pero en comunidad.

La película muestra un Poveda perseverante, casi obstinado, con mucha fe en sus ideas y creencias, pero muy humano, que reciente las derrotas, las incomprensiones, que duda y muestra temor ante la violencia y la inminencia de su asesinato.

Un valor agregado del film es tener una mirada sobre la Guerra Civil Española que no toma partido, que muestra sin juzgar sino más bien tratando de entender a cada cual. En esto, es fiel al espíritu de Poveda.

El film presenta una estructura narrativa y una estética muy tradicional. En este sentido pierde muchas posibilidades, incluso la de respetar el espíritu innovador de Poveda. También, a nuestro juicio, destina mucho tiempo a cosas menores, dejando fuera aspectos fundamentales del conflictivo momento social e histórico que le tocó vivir.

Si bien Poveda no es una gran película en términos cinematográficos, es un gran aporte de contenidos y puede ser un gran estímulo para conversar y discutir temas muy contingentes y necesarios en nuestro país hoy.

Sin embargo, Poveda aparentemente no tiene cabida en el mercado chileno. No resulta atractiva para la industria de la entretención. Así, lo más probable es que sólo se vea en exhibiciones cerradas y, a futuro y con suerte, en formato video o en Internet.