Tras la paralización del compromiso entre Chile y Colombia debido a las malas condiciones del tiempo en Chicago, la organización de la Copa América Centenario llevó a cabo un riguroso protocolo de seguridad con el objetivo de resguardar la integridad de los jugadores y las demás personas presentes en el Soldier Field.

La decisión obviamente no pasa solo por las condiciones del campo de juego, si no por la alerta de resguardo presente en el estadio, ante la eventualidad de una posible caída de un rayo sobre el recinto deportivo.

Y el recelo con el que se evaluó el reinicio del compromiso no es capricho, pues existen registros sobre situaciones similares en que los resultados han sido considerablemente negativos, incluso fatales.

Ejemplo de ello fue lo ocurrido en la región de Kasai (República Democrática del Congo) en 1998, en donde un partido de fútbol fue abruptamente interrumpido cuando un rayo cayó en pleno terreno de juego. Las consecuencias fueron desastrosas, pues los once jugadores del equipo local murieron a raíz de la descarga.

Según la información de la prensa local, el rayo habría matado ‘de golpe’ a los deportistas de entre 20 y 35 años, mientras que los jugadores del cuadro visitante curiosamente resultaron ilesos de la catástrofe.

“Una treintena de personas han sufrido quemaduras por los efectos de los rayos durante los partidos de este fin de semana en la RDC“, complementaba el diario El País tras el hecho.

Después del fatal incidente no hubo una explicación formal al respecto, pues los resultados de muerte en el equipo ‘dueño de casa’ y no en los ‘forasteros’ generó bastante polémica al respecto.

Algunos hablaban incluso de brujería, aunque la versión más respaldada fue que los fallecidos llevaban ‘pepas’ metálicas en el calzado, lo que explicaría la mayor conductividad de la descarga eléctrica sobre sus cuerpos.