Un grupo de científicos, liderados por la microbióloga argentina María Eugenia Farias, detectaron unos microbios hasta ahora “no identificados” a diferentes profundidades del lago La Brava, en la zona del Salar de Atacama, según reveló este miércoles la revista científica Plos One.

El hallazgo de los organismos, y la comprensión de su metabolismo, proporcionaría información valiosa de cómo se desarrolló la vida en la Tierra primitiva. En aquel entonces, las condiciones medioambientales eran tan hostiles como las presentes en la laguna.

En La Brava, el entorno es tan hostil que incluso las cianobacterias (consideradas la forma de vida más resistente en el planeta) luchan a duras penas por sobrevivir. La hiper salinidad, los altos niveles de radiación solar y la cantidad de litio, arsénico y magnesio en las aguas hacen de a lugar sumamente inhóspitos.

Farías y el equipo de investigación examinaron las comunidades unicelulares primitivas que habitan La Brava. Este tipo de colonias se describen como “geomicrobiológicas”, pues son grupos microscópicos que “atrapan y crean sedimentos” en forma de rocas, las que convierten en su “hogar”. La superposición de rocas forma columnas y nuevas estructuras en el fondo y los bordes del lago, lo que modifica el relieve con el transcurso de los años.


Ejemplos de colonias “geomicrobiológicas” en la región del Salar de Atacama

Al analizar las muestras, los científicos detectaron la baja presencia de cianobacterias, teóricamente quienes debían ser mayoría. “Las cianobacterias representaban menos del 4% de los organismos en algunas estructuras y en otras no eran detectables”, afirmaron los investigadores. “Sin embargo, se detectaron microbios de las familias Euryarchaeota, Crenarchaeota, Acetothermia, Firmicutes y Planctomycetes que aún no han sido identificados”, agregaron.

Esos organismos desconocidos son los responsables de “crear” las rocas, agrupar los sedimentos y producir el carbonato de roca vivo que caracteriza el material biológico del lago.

“Estos sistemas pueden contener metabolismos comunitarios previamente no caracterizados, algunos de los cuales pueden estar contribuyendo a la precipitación mineral neta”, concluye el estudio.

El hallazgo abre las puertas a nuevas teorías sobre el origen de la vida en la Tierra. La comprensión del metabolismo de estos microbios, con algunas especies de más de 3 mil años de antigüedad, puede revelar el cómo fue la evolución de la materia inorgánica hacia organismos unicelulares.