Un equipo de científicos ha logrado marcar un importante hito en la historia reciente de la genética.

Se trata de un grupo de investigadores del Instituto Wyss de Ingeniería Biológicamente Inspirada de la Universidad de Harvard, quienes han insertado un archivo GIF en el ADN de un organismo vivo, algo que sólo se había conseguido en ADN sintético.

En el exitoso procedimiento, cuyos resultados han sido divulgados a través de la revista científica Nature, los expertos utilizaron dos proteínas -Cas1 y Cas2- para transferir la información al material genético de la bacteria Escherichia colli mediante el sistema CRISPR.

Este método, conocido también como el “corta-pega genético”, permite borrar, añadir o cambiar genes a voluntad. Según recoge el periódico español ABC, el mecanismo “corta y pega secuencias de ADN de una forma comparable a los programas fáciles e intuitivos de edición de textos”.

Lo interesante es que su eficacia le ha permitido expandirse a múltiples laboratorios alrededor de todo el mundo, siendo útil a los expertos para encontrar la función de ciertos genes y así tratar enfermedades.

Lo que los científicos introdujeron en este ADN fue la imagen de unas manos y una secuencia de una de las primeras películas, “El caballo en movimiento”, del fotógrafo inglés Eadweard Muybridge.

Imagen original (izquierda) e imagen reconstruida de la bacteria (derecha)
Imagen original (izquierda) e imagen reconstruida de la bacteria (derecha)

Para esto, convirtieron cada uno de los pixeles de la animación en nucleótidos. Posteriormente, recuperaron la información a través de la secuenciación del ADN bacteriano, logrando un 90% de precisión leyendo el código de nucleótidos de pixeles.

“Entregamos el material que codificaba las imágenes de un cuadro a la vez”, comentó Seth Shipman, biólogo sintético de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard.

“Entonces, cuando secuenciamos las bacterias, miramos donde estaban los marcos en el genoma. Eso nos dijo el orden en que los marcos deberían aparecer”, agregó el experto.

Si bien el resultado es inferior en comparación a lo que se ha almacenado anteriormente en ADN sintético, significa todo un logro debido a que en el ADN vivo las células se mueven, cambian, dividen y mueren.

Este avance supone una primera demostración de cómo utilizar seres vivos para almacenar información. Y es que de acuerdo a los expertos, pronto se hará necesario encontrar nuevos sistemas de almacenamiento que sean capaces de acumular cantidades gigantescas de datos.

En ese sentido, el ADN aparece como la mejor opción debido a que es un material que puede durar decenas de miles de años sin corromperse.

La técnica podría permitir que las células graben los cambios más importantes que aparecen en su desarrollo, información que posteriormente puede ser aprovechada.

Imagen original (izquierda) e imagen reconstruida de la bacteria (derecha)
Imagen original (izquierda) e imagen reconstruida de la bacteria (derecha)