Las arañas marinas no hacen circular sangre y oxígeno a través de sus cuerpos con la ayuda de corazones latiendo vigorosamente, como la mayoría de los animales, sino a través de intestinos que actúan como bombas, dijeron el lunes investigadores.

“A diferencia de nosotros, con nuestras entrañas confinadas a una sola cavidad corporal, los intestinos de las arañas marinas se ramifican por varias secciones del tubo digestivo y bajan hasta el final de cada pata”, explicó el autor principal del estudio publicado en la revista Current Biology, H. Arthur Woods, de la Universidad de Montana en Missoula.

Woods sintió fascinación por las gigantescas arañas marinas mientras trabajaba en la Antártida, donde dijo que se encontró a sí mismo pasando “mucho tiempo simplemente viendo la sangre y el intestino fluyendo” en estos animales.

Se dio cuenta de que sus corazones palpitaban débilmente y movían sangre sólo en la parte central de sus cuerpos.

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Pero sus entrañas mostraban fuertes y organizadas oleadas de contracciones.

El proceso se llama peristalsis y sucede también en los humanos, con oleadas de contracción involuntaria y relajación de los músculos.

Su propósito en las personas es ayudar a la digestión, mezclar el contenido del intestino y moverlo a través de éstos.

“Los hallazgos destacan la gran diversidad evolutiva de soluciones a los problemas que encuentran todos los animales”, señaló el informe.