Un inusual fenómeno que se ha observado durante el último tiempo en las ballenas jorobadas ha generado bastante preocupación entre la comunidad científica.

Tal como indican diversos medios internacionales, como la edición online de la revista Time, estos enormes cetáceos son conocidos por ser más bien “solitarios”, y suelen desplazarse en grupos de 10 a 20 ejemplares.

Es por esto que ha generado bastante extrañeza entre los expertos el avistamiento de grupos de 20 a 200 ballenas frente a las costas sudafricanas.

Este inusual cambio en su comportamiento tiene intrigados a los especialistas, quienes aún no pueden encontrar una respuesta.

Una ballena jorobada (CC) Wikimedia Commons
Una ballena jorobada (CC) Wikimedia Commons

“Jamás había visto algo así”, comentó Ken Findlay, líder de un estudio realizado recientemente por la Cape Peninsula University of Technology, de Sudáfrica, en el que se analizó este comportamiento registrado en los últimos años.

Pero esto no es lo único extraño respecto a estas ballenas. Y es que ni siquiera debieran estar en esa zona durante el verano del hemisferio sur, ya que lo usual es que en ese periodo migren hasta las frías aguas de la Antártida para alimentarse.

Los investigadores sostienen que las razones que han llevado a estas ballenas a comportarse de esta manera aún son especulativas, aunque creen que puede deberse al aumento de presas en esta región.

Sin embargo, no han podido determinar qué tipo de presa pudo haber provocado estos masivos encuentros.

Saltos de una ballena jorobada durante el cortejo sexual (CC) Wikimedia Commons
Saltos de una ballena jorobada durante el cortejo sexual (CC) Wikimedia Commons

Cabe señalar que hace sólo algunos días la División Antártica de Australia (AAD) puso unas cámaras adosadas a la piel de ballenas jorobadas del estrecho de Gerlache, las que permitieron a los científicos aprender un poco más sobre su comportamiento y forma de alimentarse.

“Profundizar nuestros conocimientos sobre el lugar donde las ballenas se alimentan, la frecuencia de sus comidas, adónde van, dónde descansan nos permitirá informar a los que toman decisiones sobre los programas de protección”, declaró Ari Friedlaender, un experto en cetáceos de la universidad pública de Oregón, Estados Unidos.

Estas informaciones permitirán, según él, observar cómo los cetáceos se alimentan de kril y cómo las ballenas se adaptan a la evolución del banco de crustáceos, provocada por el cambio climático, y a los efectos de la acidificación de los océanos.