Alexandra Elbakyan es una joven de 28 años originaria de Kazajistán, de tez clara y cabello colorín. Pero detrás su inocente y dulce mirada, se encuentra una “pirata informática” que desde hace poco más de 5 años lucha por el acceso libre a los estudios científicos.

Es considerada como una verdadera heorína por los estudiantes, aunque para las grandes editoriales quizás sea una villana. Y es que a través de su plataforma Sci-Hub, Alexandra permite el acceso gratuito a una gran cantidad de artículos. La mayoría de éstos son accesibles sólo a través de un pago en sus sitios originales.

Tal como recoge el periódico español El País, las grandes editoriales como Reed Elsevier, Spring, Wiley, Blackwell, Sage y Taylor & Francis, publican la mitad de sus estudios con costosas barreras de pago que pueden llegar hasta los 40 dólares, equivalentes a unos 26 mil pesos chilenos.

Alexandra, quien es licenciada en informática y que es conocida como la “Robin Hood de la ciencia”, comentó que todo comenzó en 2009, cuando tuvo que hacer su tesis para la universidad.

smoda.elpais.com
smoda.elpais.com

“Todos eran de pago, con el acostumbrado precio medio de 30 dólares cada uno. Era demasiado para mí, así que me dirigí a la Red: ya había descargado gratis libros técnicos de páginas piratas y pensaba que podría hacer lo mismo con los estudios”, contó la joven.

En Sci-Hub hay disponibles más de 62 millones de estudios piratas, aunque Alexandra aclara que si una persona busca una investigación y no está en la plataforma, la pueden recuperar del sitio al que pertenece.

Respecto a quienes la critican por estar perjudicando a la ciencia, la informática se defiende explicando que si bien los estudios tienen costes, la mayoría de los autores no perciben ganancias sino que se conforman con el prestigio de las revistas.

“Hay incluso estudios de hace 10 o 20 años que todavía hoy solo se pueden consultar previo pago. ¿Cómo es posible? La verdad es que los beneficios obtenidos mediante el acceso restringido son mucho más elevados de lo que sería necesario para cubrir los costes de publicación: solo Elsevier gana aproximadamente 130 millones al año”, asegura.

El éxito que ha logrado Sci-Hub es tal, que incluso en algunas ocasiones se cae de la red por el exceso de tráfico. “Algunos me pidieron que ofreciera un acceso de pago a Sci-Hub para limitar el número de usuarios. Me pareció algo muy irónico”, sostuvo.

Problemas con la justicia

Pero a pesar de sus buenas intenciones, lo cierto es que Alexandra ha tenido más de algún problema con la justicia. En 2015 fue demandada por la editorial Elsevier por violar las leyes norteamericanas de derechos de autor, lo que la ha llevado a tomar algunos resguardos.

Según un artículo del periódico francés Le Monde, la joven no viaja a Estados Unidos ni a ningún país que tenga acuerdo de extradición.

Elbakyan no cree que lo ella hace sea “robar”, razón por la que no comparte totalmente la comparación que hacen de ella con Robin Hood.

“Él robaba. Copiar no es lo mismo que robar, porque el dueño no pierde su posesión. Si la idea detrás no es de robo sino de justicia social, estoy de acuerdo”, comentó en una oportunidad en entrevista con el sitio de actualidad Vox.

Independiente de la discusión sobre sobre si es legal o ético lo que Alexandra hace, su sitio ha puesto en el tapete un debate sumamente necesario: ¿no debiéramos -todas las personas- poder acceder a los estudios científicos?