Un grupo de científicos ingleses, norteamericanos y holandeses ha denunciado que la investigación ha ido perdiendo paulatinamente credibilidad debido a una “epidemia” de estudios inservibles.

Mientras que importantes estudiosos como Isaac Newton o Galileo Galilei debían repetir sus experimentos frente a sus colegas, -quienes a su vez los llevaban a cabo por su cuenta- para poder demostrar sus descubrimientos, hoy en día el panorama es sumamente diferente.

Así lo afirma un paper que han firmado el grupo de expertos, llamado El Manifiesto por una ciencia reproducible, con el que buscan que la ciencia recupere la confianza y credibilidad perdida. En el análisis se afirma que el 85% de los esfuerzos dedicados a investigaciones biomédicas se terminan “desperdiciando”.

“Se trata de estudios que no llegan a aplicarse nunca en la clínica o que lo hacen de una forma negativa, y también muchos otros que se abandonan en etapas muy tempranas”, explicó al periódico español El País John Ioannidis, médico e investigador de la Universidad de Stanford y autor principal del documento.

El experto realiza un preocupante diagnóstico de la situación actual, recalcando que la mayoría de las veces los experimentos no tienen un diseño adecuado. En ese sentido, menciona que sólo entre el 10% y el 20% de los estudios con animales están aleatorizados “para evitar los sesgos” inconscientes de los científicos.

Contexto | Fiorenza Thompson (CC) Flickr
Contexto | Fiorenza Thompson (CC) Flickr

En el caso de los ensayos clínicos con pacientes humanos el asunto no mejora, ya que Ioannidis asevera que sólo el 5% sigue “todos los pasos correctamente”.

En la misma línea, se ha llegado a la conclusión de que los científicos optan por publicar resultados que sean novedosos y que llamen la atención antes de comprobar realmente sus conclusiones. Ionaddis apunta sus dardos no sólo a los investigadores sino que además a las revistas especializadas que publican los estudios y a las agencias financiadoras.

A juicio del experto, uno de los mayores retos de la ciencia es el de combatir la falta de transparencia. “Antes se analizaban los datos en bruto, los autores iban a las Academias a reproducir sus experimentos delante de todo el mundo, pero ahora esto se ha perdido porque los estudios se basan en seis millones de folios de datos brutos”, indica.

Ionnadis asevera que la mayoría de los estudios no permite el acceso a los datos brutos que lo condujeron, y que finalmente los científicos “se creen lo que ven, pero no hay forma de comprobar que es cierto. Además no podemos usar esos datos posteriormente porque se han esfumado”.

¿Qué se puede hacer al respecto? El manifiesto propone una serie de medidas para volver a los orígenes de la ciencia, divididas en cuatro categorías: “Métodos”, “Informes y difusión”, “Reproducibilidad” y “Evaluación e incentivos”. Publicar los datos brutos, además de los estudios con resultados negativos, son algunas de las soluciones que plantean.