La semana pasada informamos como muchas de las principales cabezas del neoliberalismo, incluyendo al premio Nobel de Economía Paul Krugman, admitieron que es una falacia la monserga de que el crecimiento económico permanente sea la medida fundamental del progreso y el éxito de las economías nacionales.

En realidad, los últimos hechos en el mundo desarrollado muestra hasta que punto, en Chile por ejemplo, somos subdesarrollados cuando se trata de entender lo que es el desarrollo.

En nuestro país se sigue sosteniendo el mito de que a cualquier precio hay que atraer a inversionistas extranjeros para que traigan su plata.

En cambio, en Alemania, China, Japón, Francia, Holanda y Suecia, están levantando murallas administrativas para bloquear las inversiones extranjeras y sólo dejar pasar las que cumplan rigurosas medidas que garanticen que el control de esas inversiones quedará firmemente en manos del país que acepta la llegada de la inversión.

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