Bajo esa figura de caricatura terrorífica que mostraron los satélites, el huracán Matthew parecía un ente diabólico que se nos venía encima con muy malas intensiones. A su pasada por Haití, el huracán dejó un saldo estimado de 336 muertos, 4 desaparecidos, medio millar de heridos y varios millones de desamparados.

Algunas versiones hablan de 800 muertos, pero el gobierno está lanzando advertencias de lo que llaman el “negocio humanitario”, que busca provocar horror para que los países ricos hagan grandes donaciones de ayuda que, en gran parte, van a parar a los grandes bolsillos de funcionarios y ONG corruptas.

¿Se fija usted? La corrupción, la codicia de dinero, ha llegado a ser despiadada, al extremo de disfrazarse de caridad. Como decía mi amigo Octavio Cavada, la corrupción tiene estómago de buitre, no le hace asco a ninguna inmundicia.

Escucha la crónica de Ruperto Concha.