Casi al final de enero teatral se estrenaron en Santiago dos montajes muy distintos -uno capitalino, el otro maulino- que tienen en común ser entretenidos e interesantes, además de un excelente desarrollo artístico.

En Matucana 100 se presentó La sangre de la Tierra, de El Circo del Mundo, con la dirección de Alain Veilleux, profesional proveniente de la Escuela Nacional de Circo de Montreal (Canadá), con más de 30 años de trabajo y conocedor de la cultura chilena.

Esta vez, Veilleux encabeza una propuesta cuyo esqueleto lo constituyen el vino y los barriles de madera, el cultivo y cosecha de la uva y, por supuesto, los hombres y mujeres que rinden tributo, con y sin excesos, a este líquido rojo que parece brotar de la tierra.

Teatro, danza, acrobacia, clown, música y canto son recursos que le sirven al grupo para construir una dramaturgia escénica que amplifica su envergadura con el gran apoyo de la iluminación.

El vino -una verdad existencial en las obras de teatro clásico y popular chileno- navega en este montaje expandiendo su aroma y fuerza para generar amistad.

Sus escenas ingeniosas muestran el buen nivel técnico del elenco, además de hincharse con las emociones que el vino despierta en todos, incluso, en un muertito que no quiere perderse la fiesta.

‘A embriagarse con la vida’ parece invitar esta obra, una convocatoria para que cada uno abra las compuertas de su alma y deje pasar la alegría y el amor, como también el miedo o el olvido.

Una propuesta madura, bien ejecutada, poética y con profundas raíces culturales chilenas de una compañía que el año pasado estrenó La celebración o el drama del Paraíso, dirigida por Camila Osorio.

Los Pinos | Cia. Tema
Los Pinos | Cia. Tema

La vida en “Los Pinos”

De Talca es la Cia. Tema, universal su mirada escénica y claro su punto de vista, tanto en la dramaturgia como en las historias y personajes que construye y muestra, todos de la región del Maule.

Este grupo que dirige Constanza Pérez, que se presentó en Sidarte y Espacio Matta, se ha convertido en uno de los más destacados del país, con obras como La noche más oscura de todas, sobre el crimen de una joven en el puente La Calchona (Ruta 5 Sur), caso policial archivado que en la obra tiene culpable.

En Los Pinos, la dramaturga y actriz Mabel Urrutia agrega la opinión franca y crítica de la compañía sobre el hogar de menores, cuyo nombre recoge el título, la influencia que tiene en sus moradores la telúrica condición geográfica y climática precordillerana del lugar.

A eso la dramaturga suma la historia de dolor que tiene el edificio, antes sanatorio y psiquiátrico, y cómo pesa en los menores y en las funcionarias cuando el encierro es inevitable, debido a la lluvia torrencial.

Entonces, la historia de amor que se relata no sólo tropezará con abandono, frustraciones, afectos mezclados con obsesiones y miedos por los peligros del mundo exterior, ciertas ambigüedades, violencia y el ocultamiento de hechos.

Una trama que entrega una visión de la crisis de los menores institucionalizados, a través de un relato en el que las actuaciones de Valentina Soto, Mabel Urrutia y Constanza Pérez convierten a la obra en un ciclón de emociones y sentimientos creíbles que golpean con fuerza al espectador.