Salario mínimo y la irrelevancia del trabajo

Desde el 1° de enero 2018 el salario mínimo es de $276 mil brutos. Alcanza para muy poco, sólo un kilo de pan, ir y volver al trabajo y arrendar una pieza con lo que sobre, y no logra sacar a una familia de cuatro personas de la extrema pobreza. No es un salario mínimo, pues es inferior al mínimo de sobrevivencia de una familia común.
Opera más bien, como un subsidio para el endeudamiento que como un salario de alguien que es retribuido por su trabajo. A menos que el argumento fuera que el trabajo que ofrecen los empresarios es de tan baja calidad, que no merece pagar por sobre la línea de pobreza. De ahí se deduce que, estos agentes empresariales que se suponen son los generadores de la riqueza, estarían produciendo riqueza de mala calidad, riqueza sólo para ellos. O más bien, dirán los empresarios, el problema es la baja productividad de los trabajadores, de ahí que los salarios no pueden ser más altos.