Mucha sorpresa pero escasa indignación causó entre los parlamentarios, la renuncia del edecán de la Cámara de Diputados Reinel Bocaz Rocha, quien por cumplir un rol meramente decorativo en el Parlamento, recibe desde hace 12 años un sueldo imponible de más de 6 millones de pesos. Esto, sumado a su pensión como coronel retirado del Ejército, lo ubican entre esa casta privilegiada de chilenos que maman de la teta del Estado, embolsándose varios millones mensuales por un aporte meramente simbólico.
Pero el derroche en tiempos de crisis es una práctica extendida en el Congreso, donde ni siquiera por transparencia los senadores informan de sus viajes al extranjero y donde no deja de sorprender, por ejemplo, el viaje del secretario de la Comisión de Hacienda del Senado a la sede de la OCDE en París, o el viaje del Secretario de la Cámara Alta a Zimbabwe, en razón de quién sabe qué.