Tomás Mosciatti: “La cancillería hace agua”

No es novedad que estamos aislados en la disputa con Bolivia. Ellos, los bolivianos, gozan de una amplia y, lo que es peor, imparable simpatía que se expresa públicamente sin límite ni diplomacia. El Papa Francisco se hizo parte; ahora, en la semana, Angela Merkel, la mujer más poderosa del mundo.

Nosotros no movemos en medio de declaraciones futbolísticas, notas de protestas, minutas medio tontas, interpretaciones de colegio, razonamientos jurídicos, embajadores sin experiencia, como en El Vaticano, uno de los lugares en que se maneja la sutileza y las formas por excelencia, soportando sin recursos diplomáticos y políticos el chaparrón. La Cancillería hace agua. En este comentario, lo que nos está ocurriendo.

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