Nibaldo Mosciatti: “País sin responsables”

En nuestro país ha sido común que en las instancias de poder nadie asuma la responsabilidad por los actos cometidos. Los verdaderos responsables, los autores intelectuales, terminan en la oscuridad y en la impunidad.

Por ejemplo, el golpe de Estado de 1973 confirma esto. Creer que la dictadura de Pinochet se implantó por la decisión de unos generales es una falacia. Allí hubo civiles que maduraron no sólo el golpe, sino el carácter del régimen dictorial que le siguió.

Más allá de los actores visibles hay otros, que son los verdaderos mandantes.

Eso mismo ocurre ahora con los escándalos por el financiamiento irregular de la política. Se nos quiere hacer creer que esos hechos quedan reducidos, en cuanto a concepción, planificación y ejecución, a unos cuantos operadores intermedios. ¿Alguien puede creerlo, acaso?

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