Los niños son los principales intérpretes de una obra de teatro sobre el caso del pederasta belga Marc Dutroux, una experiencia que conmueve y perturba al público adulto.
“Five easy pieces”, de gira actualmente por Europa, está dirigida por el dramaturgo suizo Milo Rau, que ha llevado otras crudas historias reales al escenario: “Los últimos días de los Ceaucescu”, sobre el exdictador rumano y “Hate radio”, sobre el genocidio ruandés.
Por eso, cuando un centro belga especializado en el trabajo teatral con niños le encargó un proyecto para un público adulto, no dudó un instante.
“Me dije ‘Bélgica + niños’… voy a trabajar sobre Dutroux“, explicó a la AFP Rau, que esta semana presenta la obra en un teatro cerca de París.
Rau seleccionó a siete niños, de entre 8 y 13 años, de los 200 que se presentaron a las pruebas.Para su sorpresa, “conocían bastante bien el caso. Pero para ellos, era un mito, un cuento, algo muy lejano“.
El caso Dutroux, que tuvo lugar entre 1995 y 1996, fue uno de los primeros escándalos de pederastia en salir a la luz en Europa y para los belgas, uno de los sucesos más traumáticos de su historia reciente.
Dutroux, un electricista que ya había sido condenado por violación de menores, secuestró a dos niñas, Julie de ocho años, y Melissa, de nueve, que encerró en condiciones terribles en un escondite minúsculo.
Luego secuestró a An, de 17 años, y a Eefje, de 19, a las que mató. Capturó posteriormente a Sabine, de 12 años, y finalmente a Laetitia, de 14.
Solo sobrevivirán estas dos últimas. Las dos primeras morirán de hambre.
Dutroux, llamado el “Monstruo de Charleroi”, donde vivía, fue arrestado en agosto de 1996 y condenado a cadena perpetua en 2004.
En la obra, sólo aparece una de las víctimas de Dutroux, Sabine, interpretada por una niña de 9 años, Rachel Dedain.
A su alrededor, los actores-niños encarnan al padre de Marc Dutroux, los policías encargados de la reconstitución del caso, el rey de los belgas…
‘Uno de los últimos tabúes de nuestro tiempo’
“Hay en la obra momentos puros de documental, pero también elementos que proceden de los niños, lo que pasó durante los ensayos, que duraron seis meses“, dijo el director suizo.
“Por eso la obra también es como una pequeña escuela de teatro: como desempeñar el rol de anciano, cómo mostrar una emoción, cuál es la relación entre el director y el niño“.
El espectador queda subyugado por la presencia escénica de los niños, y a la vez, profundamente perturbado por el contraste con los hechos relatados.
“Es un tema que siempre me ha interesado en el teatro, el estatuto de espectador, el voyerismo, qué pasa cuando vemos a niños interpretar este caso de pederastia, quizá uno los últimos tabúes de nuestro tiempo“.
La obra será presentada entre otras ciudades en Brighton (Inglaterra), Ostende y Roulers (Bélgica), Barcelona (del 13 al 15 de abril) y Rotterdam.
