La compañía nacional Teatro del Sonido presentará este sábado 7 de enero su nueva creación: La Zona, un espectáculo donde cien audio-espectadores participarán desplazándose en bicicleta y luego a pie por un barrio de la ciudad denominado “La Zona”, donde, utilizando un receptor de radio y audífonos, podrán ir escuchando las historias que se esconden en las entrañas de estos espacios en peligro de extinción.

Un bebé que llora, una juguera que no funciona, un barrio que desaparece. Esas son algunas de las historias que se escucharán en la nueva intervención urbana que mezcla elementos del teatro de calle deambulatorio, el site-specific, las bandas sonoras cinematográficas y el radio-teatro, y que tendrá su estreno a las 19:30 horas en el marco del Festival Santiago a Mil 2017.

En La Zona, los audio-espectadores son invitados a sumergirse en los pasajes “de un barrio que está cambiando y que inevitablemente va camino a su desaparición”. Primero se desplazarán en bicicleta hasta un punto determinado, para luego comenzar un recorrido a pie a través de dos cuadras de un barrio de la ciudad, denominado precisamente La Zona,

Teatro del Sonido
Teatro del Sonido

Allí deberán utilizar un receptor de radio y audífonos, a través de los que se transmite la banda sonora del espectáculo: música, ambientes, diálogos, instrucciones y narraciones, que permitirán experimentar la sensación de vivir en primera persona las escenas que allí descritas.

“La idea es que la gente sienta que está viendo una película en vivo” explica Martín Erazo, uno de los directores de la compañía junto a Cristóbal Carvajal, agregando que “la idea surge por hacer un trabajo de sitio específico usando el barrio para contar historias que estuvieran ligadas al tema de la destrucción, del cambio de estos sectores generado porparte de las inmobiliarias, es una invitación a hacer un recorrido a un lugar que está más allá, un lugar desconocido”.

El barrio en la encrucijada

La obra cuenta con un guión único, que se desarrolla en cada uno de los lugares donde se presenta, con actores representando las escenas dentro de las casas, en la calle o dentro de un auto, mientras el público mira por la ventana o permanece de pie escuchando lo que acontece. Según explica Martín Erazo, “las escenas son parte de una historia de ficción que nosotros hicimos tomando como base el cambio permanente de personajes, de distintos procesos que están pasando en el barrio, donde casi todas las casas están en venta o van a ser vendidas o ya fueron vendidas, y que de alguna manera terminan modificándolo y dando la sensación de que todo eso se va a destruir de un día para otro”.

La construcción del texto dramático estuvo a cargo de Patricio Pimienta, quien a partir de una idea base de Erazo y Carvajal se lanzó a escribir un texto que, según él, “profundiza la idea de la Modernidad como amenaza de los barrios antiguos”, agregando que “vivimos en una ciudad donde la historia, la tradición y lo arraigado se ve continuamente amenazado por constructoras que solo ven el espacio público como capital. Sin embargo, no me interesaba hacer un juicio, sino una reflexión, porque es muy fácil poner a las inmobiliarias en el lugar de los malos, me interesaba que la gente tenga el espacio para pensar sobre estos temas, por lo tanto desarrollé una historia de un barrio que está viviendo un momento crucial, entre vender para la construcción de dos edificios o negarse a esta presión de esta Modernidad”, precisó.