Si se considera su sentido literal en la mitología católica, los personajes de El Purgatorio, del Colectivo Teatral Momentos (Sé-name, Desdémona, Apocalipsis flaite) estarán entre el Cielo y el Infierno hasta expiar una a una las culpas sociales que comparten respecto de las deficiencias en la educación chilena.

Pero como la ficción escénica alude a un caso terrenal, estos pecadores están simbolizados en los profesores involucrados y sus conductas, como una forma de describir una situación mucho peor, más amplia y compleja.

En esta obra de la dramaturga María José Pizarro, con dirección de Francisco Martínez, un grupo de maestros de una escuela multidocente, rural y cordillera (tiene solo un alumno), se enfrenta con el profesor recién llegado que cuestiona las distorsiones con que trabajan sus colegas.

Y no sólo eso: cuando la historia se hace más ruda y crispada, amenazando el statu quo, deviene un giro sorpresivo e insospechado que muestra realmente quién es quién.

Mirada satírica

Un agudo, divertido y entretenido tono de comedia delirante y farsesca predomina en este montaje, con el humor satirizando el sistema educacional de nuestro país.

Tiene como referencia un hecho real, registrado en una noticia del año 2012 sobre hechos ocurridos en una escuela rural de Santa Juana, en la Region del Bio Bio, donde los alumnos deben caminar tres horas para llegar al establecimiento.

Sin embargo, los detalles del montaje se alejan de la realidad y son llevados, en todos los aspectos, a un extremo expresivo que no impide ver el fondo de la propuesta: una crítica implacable a la educación actual, especialmente, a la feble o inexistente fiscalización en las zonas apartadas.

El trabajo conjunto entre dramaturga y director tiene un logro fundamental, que es mantener con convicción y sus necesarios matices, el perfil escénico de comedia extrema, lo que requiere especial concentración del elenco (Axa González, Cristóbal Goldsack, Ignacio Tolorza, Marcela Burgos, María José Pizarro, Max Salgado).

A esto se agrega el trabajo sencillo y efectivo de los diseñadores Daniela Espinoza (vestuario) y de Ricardo Montenegro y Andrés Rebolledo (diseño espacial), todo coherente con una ficción con algo de estrafalaria, muy de acuerdo al estilo de administración de un recinto que se parece más a una estresada parcela de agrado que a una escuela.

Interesante es la ingeniosa opción de la obra para llevar a escena al único estudiante: aunque se hace notar con claridad y fuerza, su presencia–ausencia grafica en qué lugar se instala el factor más importante del proceso educativo.

En definitiva, una comedia irreverente, cuyo texto asertivo y actuaciones y personajes exagerados llegan al espectador con un humor fresco que estimula la reflexión sobre la educación en Chile.

Sala Yolanda Hurtado de Taller Siglo XX
Ernesto Pinto Lagarrigue 191
Viernes y sábado 21.00 horas
Domingo 19.30 horas
Entrada general $ 6.000
Estudiantes, Tercera edad $ 4.000
Hasta el domingo 27 de Noviembre