El dicho popular se asocia a acobardarse o arrepentirse. Una explicación de su uso es que las vacas que no quieren aparearse “tiran el poto pa´ las moras” para evitar los embates del toro.

Otra explicación posible surge de una conversación que tuve con mi abuela hace más de 30 años.

Mi abuela nació en 1890 o 1892 (las inscripciones de nacimiento no eran muy exactas ya que muchas veces se hacían en forma muy tardía). Siendo muy pequeña, estando en al campo cerca de Concepción, escuchó grandes y alarmantes gritos de “¡Los regulares! ¡Vienen los regulares!” (el equivalente a los Carabineros de la actualidad).

Inmediatamente vio gran cantidad de campesinos jóvenes arrancando despavoridos para desaparecer en la zarzamora, perdiéndose en ellas.

Sorprendida, y curiosa como buena niña, esperó que se fueran esas visitas poco deseadas -no que salieran los campesinos de sus guaridas, que se demoraron mucho y lo hicieron sólo después de que les aseguraron que los “regulares” ya estaban muy lejos- para preguntar qué había pasado.

La respuesta fue que, durante la Guerra del Pacífico (1879-1883), era frecuente que llegaran de improviso los “regulares” y capturaran con lazos a cuanto hombre joven encontraban para llevarselos amarrados como “voluntarios”.

Hay muchos testimonios al respecto, como la tragedia de una embarcación que se volcó en la zona con 80 “voluntarios” que, estando todavía amarrados, murieron ahogados.

Entonces, ante la dificultad de escapar, optaron por hacer pequeñas y profundas cuevas en la zarzamora a la que debían entrar retrocediendo (“tirando el poto pa´las moras”), para poder defenderse y repeler a cualquiera que quisiera entrar a ellas a sacarlos.

El terror a ser llevado por la fuerza a tierras lejanas a una guerra que no entendía ni sentía suya, abandonando muchas veces para siempre a su familia, hizo que el campesino recurriera a esta “técnica” económica y muy a la mano. Sólo requería mantenerla.

Batalla de Chorrillos, laciudaddelosmineros,cl (c)
Batalla de Chorrillos, laciudaddelosmineros,cl (c)

Esta historia me parece plausible para explicar el dicho, pero también habla de nuestra idiosincrasia, de los abusos en nombre de la Patria (y de los intereses de algunos), de la falta de respeto hacia la gente más humilde.