Más de 47 mil personas llegaron al Estadio Nacional para constatar el regreso a Chile de Depeche Mode, la banda británica que anoche se presentó por tercera vez en el país. Se trató de la visita más multitudinaria del grupo, en un concierto que repasó sus éxitos y su último disco en apenas dos horas. Aquí, cinco momentos que marcaron su paso por Santiago.

1) “Going Backwards”

Un pintura abstracta multicolor que bien podría ser referida al expresionismo abstracto, proyectada en tres pantallas gigantes, fue el único atractivo visual del arranque. La imagen bastó para desatar la euforia de los fans acérrimos del grupo. Luego, vino la irrupción de Dave Gahan y compañía, quienes con Going Backwards del disco Spirit (2017) dieron la bienvenida a los asistentes.

Problemas de retorno que Gahan manifestó a su equipo y ajustes técnicos propios del inicio definieron los primeros minutos de Depeche Mode en escena. La canción serviría de anticipo para It’s No Good, el primer hit que la banda quiso recordar en su paso por el Nacional. Después vinieron Barrel of a Gun, A Pain That I’m Used To y más tarde Useless.

2) Momento Gore

Quizás por la falta de espectacularidad (luces hipnóticas, efectos de sonido, visuales atrapantes) los primeros minutos no lograron concitar la participación activa del público, que incluso en los coros se mostró frío y desconcentrado. Eso hasta Insight, casi a la mirad del setlist, cuya versión acústica a cargo de Martin Gore (sólo acompañado de un tecladista) se inscribe como uno de los momentos más emotivos del recital.

Tras la interpretación vino un clásico de la banda: Home, otra vez con Gore en la voz principal. Desde entonces, la complicidad entre el guitarrista y la masa humana quebró para siempre la rigidez del ambiente.

3) De tanto en tanto, las canciones de Spirit, disco cuya promoción enmarca la actual gira de Depeche Mode, actuaron como bálsamo para el setlist. En esta línea, el trance de Where’s the Revolution fue una de las postales reconocibles de la nueva propuesta de la banda, alejados cada vez más de los ochenta y todo lo que eso implica.

Cover Me, también del reciente álbum, fue otra de las tantas oportunidades que tuvo Gahan para mostrar su histrionismo: en el show, giró sobre su eje las veces que quiso, bailó con el micrófono, tocó con gracia sus partes íntimas, regaló cientos de muecas y por si fuera poco se deshizo en sudor y trance.

4) Volver a la discoteca

Quizás el momento más nostálgico llegó con Everything Counts, un himno de la primera etapa de la banda que a pulso de synth pop fue furor. Un instante de predisposición al recuerdo que fue valorado por los presentes, quienes de inmediato convirtieron el estadio en lo que en los noventa se llamó una “discoteca alternativa”.

Entre sonidos y evocaciones futuristas, el tema se convirtió en la “fotografía polaroid” de la cita: una fuga onírica sonora que comenzó a delinear el desenlace.

5) Sólo clásicos

Stripped, Enjoy the Silence y Never Let Me Down Again cerraron la primera parte de la presentación antes del único “bis”, pero fue con Enjoy… donde se produjo la comunión definitiva entre músicos y seguidores. Con un clip donde participaba un conejo, una cabra, un perro, un caballo y un cerdo, entre otros animales, el Estadio Nacional simuló ser una pista de baile.

Lo mismo ocurrió con Personal Jesus, la canción que cerró el tercer show de Andrew Fletcher, Martin Gore y Dave Gahan en Chile y que dejó a gran parte del público conforme y agotado.