Con la Sinfonía n°4 en Si bemol, op. 60, y la Sinfonía n°3 en Mi bemol mayor, op. 55 “Heroica” de Beethoven, la Orquesta Sinfónica Nacional de Chile bajo la batuta de Leonid Grin inició su temporada 2017 el reciente fin de semana.

La Orquesta Sinfónica Nacional de Chile retomó así sus actividades –luego de un inicio de año que contempló conciertos en Santiago, Viña del Mar y Frutillar- ofreciendo el primero de sus conciertos oficiales del presente año, en el Teatro Universidad de Chile centrado en el gran compositor alemán.

La Sinfonía Nº 4 en Si bemol mayor, op. 60, terminada en 1806 y estrenada al año siguiente, se distingue por ser una obra de carácter más bien pausado, en contraposición a sus sinfonías impares. Se dice incluso que Schumann la calificó como “una esbelta doncella griega en medio de dos gigantes nórdicos”, en referencia a su sucesora, la muy afamada Sinfonía N°5, y su antecesora, la Sinfonía Nº 3.

La número 4 de Beethoven, es una de las primeras obras que compone luego de estar sumido en una primera etapa de trabajo luego de la ópera Fidelio”, a la que sucedió otra de gran productividad, en que concluye su Sonata “Apasionata” y escribe su Cuarto Concierto para piano y varias obras más.

Los músicos de la Sinfónica le dieron importancia de “grande” a esta Sinfonia, y la enfocaron e interpretaron con seriedad impresionante de ejecución, importancia de los solistas y belleza y armonía de su tonalidad. En general, ofrecieron un despliegue admirable de solistas.

En 1803, Beethoven pensaba dedicar su Tercera Sinfonía a Napoleón Bonaparte, sin embargo, al enterarse de que éste se había hecho coronar Emperador, el compositor rasgó la dedicatoria original de la partitura y en su lugar escribió “A la memoria de un gran hombre”, como una forma de expresar su decepción y su decisión de permanecer en Austria.

La obra, conocida como Heroica (Eroica en italiano), es una producción considerada por muchos como el amanecer del romanticismo musical, puesto que rompe varios esquemas de la tradicional sinfonía clásica. Y obviamente, como una de las principales obras de Beethoven, dado su poderío en los cuatro movimientos, en que se incluye una Marcha Fúnebre, importante pasaje de la obra, considerada en todos los países como de singular importancia.

Estimo que el público asistente consideró que Leonard Grin y su grupo, dieron una clase magistral con esta obra y que las distintas familias instrumentales mostraron solistas con un verdadero virtuosismo musical, una vez más con brillantes ejecuciones.

Grin en lo suyo: una vez más con respeto y consideración con sus pupilos y una sólida conducción.