Nuevamente se presentó en el escenario del Teatro Municipal de Santiago, el gran pianista ruso Alexei Volodin.

Volodin ostenta una destacada trayectoria internacional, con participaciones en los festivales y series de piano más importantes del mundo y de quien se dice que es un artista dedicado incondicionalmente a la expresión de la música y su hermoso tono “emergente desde el interior sin trucos añadidos”. Eso, porque todo lo que entrega este célebre instrumentista suena emocionalmente auténtico y sentido.

Volodín participó en el concierto de cierre del ciclo 2016 de los Grandes Pianistas denominado “Fantasía Musical”. en el cual el ejecutante se enfrentó con importantes obras de Beethoven, Scriabin, Chopin, Mozart y Schumann, experiencia que añadió más brillo a la que ya ha obtenido en su importante carrera y que concluyó con tres “encore”, todos recibidos en medio de ruidosos aplausos.

A la altura del siglo XVI, el término fantasía, en música, se definía en la descripción de obras que no tuvieran una forma fija, sino que se tomara como base al concepto de exploración y que, en concreto, signfica ir a lo más extremo de la imaginación del compositor.

Con una extraordinaria preparación, técnica y talento para el tema, Volodín resolvió, en forma genial, la propuesta sobre cinco fantasías de los mencionados compositores, que aquí detallamos y que provocaron revuelo y admiración en el Municipal de Santiago:

Sonata en Do sostenido menor número 14, opus 27 número 2, “Claro de Luna”, hermosa, a la vez una de las principales composiciones de Ludwig van Beethoven, que al publicarse originalmente fue conocida como “Quasi una fantasía”, en la cual el genio de Bonn marca su estilo especial y fija su idea, no sólo de autor, sino que también como pianista.

Fantasía en Sí menor, opus 28, del ruso Alexander Scriabin, compuesta en el año 1900, en la cual Scribian pudo interiorizarse en varias nociones que serían importes en su labor futuro. En especial, Scriabin consigue aquí en una parte, como resumir las complicaciones musicales y temáticas de la inmensa ópera “Tristán e Isolda”, de Richard Wagner, en una breve obra para piano.

Fantasía en Fa menor, opus 49, del romántico polaco Frédéric Chopin, la fantasía misma en sus composiciones, por la libertad formal que adaptó para muchas de sus obras más importantes: baladas y scherzos, principalmente.

Fantasía número 3 en Re menor, del austríaco Wolfgang Amadeus Mozart, una de las piezas aúreas de la música selecta de todos los tiempos, en la que las breves secciones que la forman, parecen relacionarse una con otras, revelando así una exploración emocional muy concreta.

Fantasía en Do mayor, opus 17, Robert Schumann, el pianista alemán, destacado por lo romántico, con esta gran obra dedicada con el corazón a su futura esposa Clara y musicalmente a su compatriota Franz Liszt y plena de virtuosismo.