Así como se lee: El disco más caro del mundo sólo ha sido escuchado por una persona: el hombre más odiado del mundo. La premisa, aunque parezca trabalenguas, es verdad. Y la historia que la sustente bien podría explicarse como un thriller o una película de intrigas, con raperos legendarios  y millonarios acaudalados como protagonistas.

Todo comenzó con un deseo de Robert Diggs (47), alias RZA, líder de la banda Wu-Tang Clan: lograr que el último disco de la banda se transformase en un tesoro de la música popular, un hito en sí mismo. Y en parte, lo logró.

Así nació Once upon a time in Shaolin (2015), un álbum que tuvo seis años de preparación y que al final incluyó dos CD con un total de 31 canciones. Según el diario español El País, al álbum lo acompaña un libro encuadernado en piel de 174 páginas. Ambos vienen contenidos en una caja que fue diseñada especialmente para la ocasión por un artista marroquí.

Así es "Once upon a time in Shaolin". Una caja tallada, un disco doble y un libro encuerado.
Así es “Once upon a time in Shaolin”. Una caja tallada, un disco doble y un libro encuerado.

Para ir contra la elite, el músico estipuló mediante un contrato que se editase sólo una copia, la que fue vendida bajo estrictas condiciones: durante 88 años, el comprador no podría usufructuar del álbum, pero sí compartirlo gratuitamente. Una ceremonia acompañó la locura. Y en Marrakech, libro y discos fueron subastados al mejor postor.

El único problema fue que el comprador era la persona más odiada del mundo.

Martin Shkreli fue catalogado así por BBC Mundo tras contar su historia de empresario farmacéutico. Shkreli es director ejecutivo de la farmacéutica Turing, la misma que subió en más de 5.000% el precio de un medicamento que trata el VIH (la patente Daraprim). Al millonario, la figura le acomoda: es común verlo ufanar de ese estatus en su cuenta en Twitter, así como en entrevistas y medios de comunicación.

Representantes de Shkreli llegaron aquel día a Marrakech para adquirir el último disco de Wu-Tang Clan en 1,7 millones de euros ( más de 1.250 millones de pesos), lo que finalmente sucedió. Según El País, a Shkreli se le propuso escuchar el disco después de comprarlo, pero este prefirió no hacerlo y delegar la escucha a un asistente.

Hasta el momento, son escasas las personas que han disfrutado del álbum. Un grupo minúsculo de fanáticos pudo oír apenas 13 minutos en una sala del MoMA (Museo de Arte Moderno de Nueva York). Ese, ha sido todo el público que lo ha escuchado.

Al principio, el nombre del comprador era un completo misterio. La venta se efectuó en noviembre pasado, y desde entonces se especulaba con Quentin Tarantino como el absoluto comprador. Esto quedó desmentido cuando se supo quién era el afortunado, algo que no dejó contento al grupo: mediante un comunicado, aclararon que cuando se efectuó la compra el empresario no era el tenebroso que es hoy.

El destino de Once upon a time in Shaolin, por ahora, es incierto. ¿Habrá que esperar 88 años para escucharlo? Shkreli, aún no cuenta su plan.