El libro editado por RIL es la historia de un hombre maduro (Basilio), separado, que vive solo, y con pocas relaciones con su único hijo. Es una persona de buena situación económica, que trabaja en forma independiente, muy ordenada y conservadora.

De manera fortuita, en una exposición de cuadros (de ahí el título del libro) y luego en la exhibición de una película de los 80, conoce a una mujer (Leonora) con la que iniciará un romance, enterándose sólo meses después que, contrariamente a lo que ella le había dicho, se llama Elisa Conde-León y pertenece a una de las familias más adineradas del país.

A partir de ese cambio de identidad de su “polola”, comenzarán los problemas, al cambiar la dinámica entre ambos (una suerte de cambio de personalidad de Leonora/Elisa), a sucederse una serie de situaciones complejas, malos entendidos, coincidencias desafortunadas que llevarán a poner en tensión el amor y una idea muy cerrada, “aclanada”, de familia. La tradición de familia aristocrática poderosa versus los sentimientos amorosos.

“El escrutador de cuadros y la desconocida de dos nombres”, un título que puede inducir a error ya que prácticamente no se habla de arte, es un curioso libro, escrito con un estilo y formalidad que bien podría remitirnos a mediados del siglo pasado. La forma de expresarse de los personajes, pero en especial el relato mismo de Fernando Ernesto Díaz, son muy formales, como de un caballero contándole una historia personal a un grupo de amigos…. con sus señoras presentes. Siempre con cierta distancia, sin caer en descripciones de escenas amorosas o, incluso, en describir de manera más vívida los sentimientos. Siempre muy racional.

“El escrutador de cuadros y la desconocida de dos nombres” es a ratos poco creíble, en otras un tanto predecible, pero nos conduce a un mundo que creíamos perdido, que ya no existía.

El escrutador de cuadros y la desconocida de dos nombres

Fernando Ernesto Díaz
RIL editores
Chile, diciembre de 2016