Los cuentos recopilados tienen puntos en común nombres, vocaciones, detalles, algunas situaciones, pero en especial un profundo vacío, el sinsentido, la derrota y la desconexión entre los seres que los habitan.

Niños héroes (Literatura Random House, julio 2016) reúne 10 cuentos escritos por Diego Zuñiga (Iquique, 1987) desde el 2005 que retratan seres que se buscan, o tratan de buscarle sentido a sus vidas. Seres que no saben lo que quieren o, cuando lo saben, fracasan.

Niños héroes es una serie de relatos –bien escritos- que son como un gotario que deja caer, gota a gota, ácido. Una tras otra a través de una sucesión de fracasos o, simplemente, de futuros inexistentes. El resultado: una desolación profunda, dura al punto de no dar pie para tener empatía con esos personajes fantasmas, autómatas, que desfilan en sus cuentos.

Muy distinto a Racimo (novela del 2014 basada en el “sicópata de Alto Hospicio), Niños héroes vuelve sin embargo a esos personajes, a esas vidas desconectadas, que viven en la semiinconsciencia, donde lo “sano” siempre está e cuestión, en peligro.