Del director Juan Elgueta Ortiz, aborda la tragedia donde murieron 45 militares congelados.

A través del testimonio de los familiares de una de las víctimas, de algunos sobrevivientes y de notables videos y fotografías de la época, “Blanca Oscuridad” logra reconstruir los hechos como los efectos sobre algunos de sus protagonistas de manera humana, directa –incluso didáctica en algunos aspectos- y emotiva.

Blanca Oscuridad” hace un recorrido desde la mirada una de las víctimas partiendo antes de ingresar, como voluntario, a hacer el Servicio Militar, para continuar en el primer mes de instrucción antes de partir a la montaña. Luego se suman las miradas de sobrevivientes, algunos de los cuales nos muestran el fatídico recorrido que les ordenaron realizar.

En esos testimonios, llenos de emoción y dramatismo, explican las circunstancias en las que van muriendo los 44 conscriptos y un “clase”, en la que ha sido para algunos la mayor tragedia del Ejercito de Chile en tiempos de paz.

Juan Elgueta no emite juicios, no juzga. Va poniendo los elementos –las versiones de los sobrevivientes, testimonios de la época más una descripción de los efectos de la pérdida progresiva de temperatura en el cuerpo humano- para que cada cual se forme su opinión.

Los mayores aportes de “Blanca Oscuridad“, posiblemente, son precisamente poder contrastar las versiones “oficiales” con las de los sobrevivientes, y ver los efectos actuales en ellos, tanto en los sobrevivientes-víctimas (conscriptos que sobrevivieron a la marcha y ya no pertenecen al Ejército, lo que era su sueño) como en el sobreviviente-integrado (actualmente es militar).

“Blanca Oscuridad” presenta dos aspectos cuestionables: el ponerle “voz” –una voz en off- a uno de los fallecidos en esa fatídica marcha (lo que cuestiona el carácter de documental, con un texto que no parece ser original de él) y la actuación de los efectos del frío que tuvieron los conscriptos en el “lugar de los hechos”, lo que le quita credibilidad (además de no estar logradas algunas de estas escenas).

“Blanca Oscuridad”, por otro lado, tiene al menos dos grandes virtudes: nos plantea, de manera respetuosa, serios cuestionamientos sobre el funcionamiento del Ejército y de algunas instituciones que estuvieron vinculados a los hechos (los que parten con la falta de autocrítica y la incapacidad de relacionarse de una forma más comprensiva y humana con los sobrevivientes y los familiares de las víctimas) y muestra el abandono en que quedaron los conscriptos sobrevivientes y los familiares de las víctimas. Queda claro que la compensación económica no es suficiente, hay muchas otras necesidades que difícilmente las personas, las familias podrán abordar de manera aislada.

En resumen, “Blanca Oscuridad” merece ser vista para saber mejor qué pasó, las razones (y sinrazones) para que eso pasara, la necesidad de reformular ciertas instituciones y, en especial, abordar de mejor forma los hechos traumáticos y sus efectos.