Cuando visitamos otros países, en nombre de la salvaguardia de nuestra seguridad hasta la más normal de las rutinas nos parece extraña: el radar de la desconfianza se activa a niveles insospechados, dudamos de cualquiera, elegimos con pinzas a las personas a las que les dirigiremos la palabra, y en definitiva, transformamos todo en desconfianza.
Un ejercicio del fotógrafo Jay Weinstein desequilibró esta conducta común entre turistas y viajeros. En diciembre de 2013, tal como cuenta en un post de BoredPanda, el autor se sorprendió confundido al dudar si pedirle o no a un hombre de Rajasthan, India posar para una de sus fotografías. Optó por no hacerlo: el aspecto que llevaba el hombre en su rostro no parecía amigable. Al final, en la intención de esquivarlo, fue él mismo quien terminó pidiéndoselo.
Weinstein tomó la fotografía. Y al momento de pedirle que sonriera, vino su sorpresa: ese rostro arisco, frío y enrabiado del principio, ahora lucía lúdico, positivo y vivo. El gesto marcó a Weinstein, quien a raíz de la anécdota levantó un proyecto fotográfico al respecto.
Así surgió, semanas después, la muestra So I asked them to smile, la cual busca, según sus propias palabras “documentar el efecto de la sonrisa en la cara de los extraños”.
El fotógrafo aprovechó así sus viajes por el mundo para registrar el contraste de las personas cuando estas sonríen. El objetivo, tal lo planteó el autor, es presenciar “cómo una sonrisa transforma nuestras suposiciones”.
Para el proyecto, el fotógrafo no registró los nombres de sus protagonistas, ni datos de su religión o trabajo. Aquí te mostramos siete imágenes de la colección.
