Información de Max Duhalde y Lucía Alegrete

Aunque el 18 de septiembre sea la fiesta nacional, la realidad es que es el 12 de febrero de 1818 el día que marcó un antes y un después en la historia de nuestro país.

Esa histórica fecha hace referencia al día que O’Higgins proclamó, juró y firmó el acta de Independencia, tras el primer aniversario de la batalla de Chacabuco. Hecho que culminó, el 5 de abril de ese año, con la imponente victoria de los patriotas en la batalla de Maipú.

Antecedentes históricos

Todo parte con el Desastre de Rancagua (1814), donde los realistas atacaron y vencieron con 5.000 hombres a las fuerzas patriotas, de alrededor 1.000 soldados, de O’Higgins. Esta lucha encarnizada, donde sólo un tercio de los chilenos sobrevivió, llevó a la resistencia patriótica a replegarse hacia Argentina.

Finaliza entonces el periodo de Patria Vieja por la Reconquista. En la ciudad de Mendoza, O’Higgins, junto al General San Martín y los hermanos Carrera, crea el Ejército Libertador de los Andes, formado por más de 5.000 personas entre fuerzas militares y auxiliares.

En Chile el año 1815 fue el principio del fin de la dominación. La entrada del nuevo gobernador Casimiro Marcó de Pont, quien llevó una política con extremas medidas extremas de vigilancia y represión, llevó a un alejamiento de su gobierno y el surgimiento de un movimiento de apoyo hacia la causa patriótica. En ese contexto cobra protagonismo otro de los grandes héroes de la independencia, Manuel Rodríguez, quien ayudó a implantar el desorden entre las tropas realistas y a las autoridades, a través de acciones de gran riesgo.

Más de 2 años tuvieron que pasar para que el “Ejercito Libertador de Los Andes” estuviera listo para cruzar la impetuosa y respetable cordillera,
y gracias a eso protagonizar una de las batallas que daría inicio a la Patria Nueva y extendería la ilusión simbólica de la Independencia.

La gran victoria de Chacabuco

Antes de luchar había que distraer y sorprender. En Santiago eran diversas las informaciones que llegaban oídos del gobernador español, Casimiro Marco del Pont, sobre qué paso llegaría el ejército sublevado. Esto permitió la división de las fuerzas realistas. Además, los patriotas también se dividieron, pero sólo para el cruce de los Andes; algunos avanzaron por el norte y sur, mientras que el grueso de los soldados cruzó por el paso “Los Patos”, bajo de dirección de Bernardo O´Higgins y Estalisnao Soler, mientras que San Martín lo hizo por “Uspallata”. El ejército completo se reunió en San Felipe y Los Andes el 11 de febrero 1817.

El ejército de la Monarquía sabía de lo anterior, así que entre ambos bandos se decidió realizar la batalla el día 12, en la mañana, en la cuesta Chacabuco. Las fuerzas realistas estaban bajo el mando del general Rafael Maroto. Este había sido designado, recientemente, por el gobernador Marcó del Pont. Durante la noche del 11 de febrero, había llegado a las casas de Chacabuco para asumir la responsabilidad de defender Santiago.

La batalla fue extensa, compleja para los patriotas y más sangrienta para los realistas. El ímpetu de O´Higgins y su escasez de sosiego en la batalla, llevó a San Martín a cambiar algunas estrategias en combate debido a la extrema ofensiva que arremetió contra Maroto. La victoria llegó finalmente a los libertarios pasado el medio día, las tropas monárquicas manifestaron su rendición y/o huida, y algunos pocos mantenían la defensa. El triunfo hacia la independencia se iba concretando, el primero de los cimientos ya estaba puesto y pronto sería condecorado con una “insolente” firma en Talca.

La firma del acta de independencia

Tras la ya citada Batalla de Chacabuco el clima político fue bastante agitado. Aunque era evidente que Chile iba a convertirse en un estado independiente, era necesario y urgente un documento que mostrara ese hecho ante el resto del mundo. Se debía reivindicar esa libertad por la que lucharon a muerte nuestros compatriotas.

Por eso, se creó una Junta Suprema Delegada que convocó al pueblo a un plebiscito libre para decidir si querían ser declarados una nación independiente, con un resultado claramente favorable. Y ahora viene la eterna disputa sobre en qué ciudad se firmó ese primer acta de independencia. Según los diferentes historiadores, la primera declaración se hizo en Concepción por O’Higgins un primero de enero. Tras ésta fue un simbólico 12 de febrero de 1818, en conmemoración del aniversario de la batalla de Chacabuco, cuando un nuevo acta se aprobó y presentó a la ciudadanía en Talca, y posteriormente en Santiago.

La redacción del documento final fue realizada por una comisión integrada por los doctores don Juan Egaña y don Bernardo de Vera y Pintado. Durante esta celebración también se presentó oficialmente la bandera de la estrella solitaria, que flamea actualmente, y se anunciaron nuevos símbolos patrios. Tras eso se presentó el documento en Santiago, donde decenas de actividades y festividades se extendieron durante todos esos días. Los ciudadanos salieron en masa a las calles de la capital, en unas patrióticas celebraciones que se extendieron por cuatro días, y que serían recordadas para la posteridad.

Pero, a pesar de las grandes festividades, la proclamación de Independencia aún no era efectiva, ya que aún persistía la lucha entre el ejército patriota y el realista. Enfrentamiento que culminará con la imponente victoria en la Batalla de Maipú (5 abril de 1808) y posterior abrazo, ratificando el acta de Independencia firmado por O’Higgins el 12 de febrero, justo hoy hace doscientos años.