“La poesía latinoamericana”, del chileno Roberto Bolaño; “Agua podrida”, de Leo Maslíah (Uruguay); el prólogo “Tres tristes tigres”, de Guillermo Cabrera (Cuba); “El traductor”, de Salvador Benesdra (Argentina); “Visto bengalas, bebés y diamantes”, de Gerardo Arana (México); y “Escuela primaria”, de Marcelo Quintanilla y “Carta nº 2”, de Reinaldo Moraes (ambos de Brasil) son algunas referencias de esta producción brasileña que dirige Felipe Hirsch, estrenada en Sao Paulo, en 2016.

Aportan textos que subrayan de manera reiterativa algunos temas del teatro de América Latina y que forman parte de nuestra fisonomía y que, más aún, tienen plena vigencia: violencia, política, educación; predominio de una elite en la sociedad y falta de conciencia histórica. Esta obra se encuentra en la cartelera de Santiago a Mil 2018.

En los dos actos que el director determinó para este montaje –“Las cabezas” y “Las carnes”– se advierte una opción por lo heterogéneo coincidente con el material literario y con los cuerpos y voces del numeroso elenco.

Son 3 horas con 50 minutos, con intermedio, de una producción que asocia el concepto de tragedia clásica a lo que sucede en toda América Latina.

Alternativas permanentes

La obra plantea que en lugar de estar condenados a un destino en manos de la fuerza mítica de los dioses, los latinoamericanos de hoy son manipulados por hombres que crean la tragedia del otro, apoyados en un sistema europeo que aísla e impide tener autonomía.

También propone otras dicotomías que impiden el ejercicio de la libertad: no poder escapar de la polarización entre lo correcto e incorrecto, del sí y del no, del todo o nada, en una abierta denuncia contra las tendencias totalitarias, cualquiera sea su signo.

Algo de estas ideas se filtran, por ejemplo, cuando parte del elenco es vestido por sus compañeros con camisetas-slogans, con afirmaciones reduccionistas y excluyentes, como 100% blanco, 100% negro o 100% indio.

A esto se debe también que para enfrentar esas falsas disyuntivas el elenco completo enfrenta una inmensa pared de plumavit con la que construyen, demuelen y vuelven a construir posibles mundos para el hombre y de la mujer de América Latina, más allá de las contradicciones y emociones que provoca esta permanente inestabilidad.

Al parecer, lo importante radica en que se trata de un proceso en el que todos participan con sus ideas en un proceso vital para romper con los modelos impuestos e imaginar, inventar y construir el mundo propio.

Felipe Hirsch (1972), director de Sutil Compañía de Teatro, es director de cine y teatro brasileño, reconocido por sus trabajos que unen literatura, música y teatro. En 2006 el diario O Globo lo escogió como uno de los cien pensadores brasileños más influyentes del país.

Matucana 100. Lunes 15, martes 16 y miércoles 17, 19.30, Entradas $ 8.000 y $ 12.000