El escándalo sexual que quedó al descubierto en Hollywood tras las acusaciones por abuso y acoso contra el exproductor Harvey Weinstein, ha generado una incertidumbre sobre el tema que continúa reverberando a las máximos referentes de la industria cinematográfica.

Esta vez, una investigación del diario estadounidense The Washington Post fijó su atención sobre uno de los directores que desde hace décadas viene siendo cuestionado por actitudes “poco éticas” en su vida privada: Woodye Allen.

El director, que se casó con su hija adoptiva (Soon-Yi Previn) cuando ella tenía 21 años y que en 1992 fue acusado de abusar de la hija que tuvo con Mia Farrow (Dylan) tras un bullado lío judicial, fue objeto de un artículo que escudriñó en su filmografía y que determinó que en ella persiste una “obsesión” por las adolescentes.

“Woody Allen está obsesionado con las adolescentes. Lo sé porque he visto toda su carrera de cerca, sus guiones y sus garabatos, su sala de corte física y mental que se encuentra en 57 años de archivos que ha estado recopilando desde 1980”, se lee en el artículo que firma Richard Morgan, quien tuvo acceso al archivo de guiones, cuentos y textos de Allen que salvaguarda la Universidad de Princeton. En total, fueron aproximadamente 56 cajas de material.

“Examinar todas las cajas fue enfrentarse a una obsesión insistente y vívida con mujeres, adolescentes y niñas jóvenes. Hay historias de jóvenes de 17 años que encantan a sus vecinos de 53 años y revisiones de cuentos que transforman a una protagonista de 21 años en dos de 18, conocido como el ‘truco de magia de Hollywood’”, escribió Morgan.

Una de las anotaciones más particulares tiene relación con el guion de “The Kugelmass Episode” (1977), cuya historia narra la atracción que siente un hombre mayor por las alumnas adolescentes de un instituto de menores, y donde “al lado de uno de los diálogos de este personaje, Allen apunta, y luego borra, ‘c’est moi’ (soy yo)”.

“No hay nada criminal en la fijación de un hombre de 82 años con los 18 y no es tan malo como ‘sacarse el pene de repente’. Pero es profunda y anacrónicamente burdo (…) Vive, piensa y crea al igual que lo hacía en los 70, hace casi medio siglo”, publicó el autor del artículo.