Como sacado de la mesa de trabajo de sus propios guionistas, en solo un par de días, la producción de House of Cards , que filmaba su sexta temporada, se descarriló estrepitosamente. Una acusación de abuso sexual contra Kevin Spacey, de la que deben estar enterados hasta en Corea del Norte, precipitó los hechos al punto que Netflix emitió un comunicado señalando que se suspendían las grabaciones, hasta nuevo aviso; que se tomarían un tiempo para ver qué hacer.

La escueta redacción da cuenta de que Netflix está en un zapato chino: no puede cancelar así no más la sexta temporada de House of Cards porque en la quinta quedaron muchos asuntos por resolver.

Ya que Spacey fue “apartado” del elenco, “Variety” informó que una de las alternativas que se barajan es hacer un spin off en torno a Doug Stamper (Michael Kelly), el perro fiel hasta límites inauditos de Francis Underwood (K. Spacey).

Puede ser: gracias a esa lealtad canina, Doug es de los pocos personajes que ha sobrevivido, literalmente, y permanecido cerca de la letal pareja que manda en la Casa Blanca. Y en el último episodio que vimos cobra especial relevancia.

Sigue leyendo este comentario en el sitio oficial de Ana Josefa Silva