El segundo ciclo expositivo del Museo de la Solidaridad Salvador Allende (MSSA) presentará dos nuevas exposiciones que junto a las actividades de Programas Públicos MSSA, instalarán una serie de encuentros –dentro y fuera del museo- de las que los públicos están invitados a participar, abriendo preguntas, articulando relatos y experiencias plurales de sentido para la sociedad contemporánea.

Por una parte, la exposición Muros Blandos. Ser entre bordes, busca plantear una reflexión sobre una noción expandida de migración, entendida como un estado de ‘ser-entre-bordes’, donde los conceptos de nacionalidad, identidad, cuerpo y género existen como territorios inherentemente mutables. De carácter internacional, presentará trabajos de cinco artistas y tres colectivos – Pia Arke (Groenlandia-Dinamarca), Sebastián Calfuqueo (Chile), Javier Téllez (Venezuela), Vladimir Tomić (Bosnia-Dinamarca), Oreet Ashery (Reino Unido); y Colectivo Charco (Chile), Asco (Estados Unidos), Mujeres Creando (Bolivia), respectivamente- que poseen el impulso común por cuestionar ordenamientos sociales de poder a través de la creación de momentos de disrupción.

La exposición Pálido Fuego de la artista Mariana Najmanovich plantea una aguda reflexión sobre la idea de representación de la guerra y sus protagonistas a través de dos ejes centrales: la banalización capitalizada del terrorismo y la pérdida de identidad de miembros de grupos fundamentalistas.

Se trata de imágenes de agrupaciones terroristas y soldados de ejércitos -principalmente el de Estados Unidos-, que ocupan un papel decisivo en la autodenominada lucha contra el terrorismo. La artista genera así composiciones pictóricas y trabajos de técnicas mixtas que, pese a retratar culturas supuestamente opuestas, tienen similitud en su lenguaje, mostrando características psicológicas en común.

Asimismo, para este segundo semestre la exposición Utopía y Crisis. Colección MSSA presenta la renovación de algunas de sus obras, con el propósito de continuar ampliando la pregunta respecto al concepto de utopía, clave en la fundación del Museo de la Solidaridad y la conformación de su colección, que fue posible gracias a la donación de artistas internacionales que solidarizaron con el triunfo de la vía democrática al socialismo del presidente Salvador Allende y lo que aquello simbolizaba.