Sin telón ni escenario, la ópera salió este martes del teatro en Argentina para sorprender a los pasajeros del metro de Buenos Aires por iniciativa de artistas que buscan sacudir este género de su pompa y sumergirlo en la cultura popular.

En medio del trajinar de escaleras mecánicas las voces de una soprano y un barítono ‘desentonaron’ con el rechinar de las ruedas del metro. Así fue el estreno de un ciclo de cinco funciones de ópera en el metro, al que seguirán otras en barrios pobres y hospitales de Buenos Aires.

Violas, violines y chelos se esforzaron por hacerse oír entre el devenir de pasajeros en plena hora pico en el ajetreado metro porteño.

Un joven se saca sus enormes auriculares entre boquiabierto y risueño y mira a su alrededor incrédulo. Empuña en alto su teléfono móvil y empieza a filmar.

La escena se repite con decenas de pasajeros que la escalera mecánica deposita en un amplio hall convertido en teatro lírico para la ópera La serva padrona (La sirvienta patrona), una pieza barroca de 1733 de Giovanni Pergolesi, pionera del género bufón.

Estoy sorprendido, ¿qué es esto?” preguntó Julián Bonnet, un estudiante de ingeniería de 19 años que aseguró estar “muy lejos de la ópera” y nunca pisó el Teatro Colón, el coliseo lírico de Buenos Aires.

A su lado Viviana Sosa, una enfermera de 50 años, asistió embelesada aunque no entiende “ni jota de italiano“, la lengua de la obra. “Me gusta la música clásica, me tranquiliza, es como una ola que te lleva adonde quieras imaginar“, dijo con una mueca de sentido placer.

La puesta es obra de Pablo Foladori, un joven director egresado del prestigioso Instituto Superior de Arte del Teatro Colón y alma máter de ‘Opera Periférica’.

Después de las cinco funciones que brindará en el metro, planea llevar la ópera a la emblemática Villa 31, un barrio empobrecido de Buenos Aires, y luego al Hospital Borda, el principal centro psiquiátrico porteño.

Queremos acercar la ópera al gran público, despertar inquietud en la juventud, perderle el miedo y borrarle la etiqueta de exclusividad“, explicó.

Ópera en movimiento

La obra, en dos actos, es despojada y breve. “Dos condiciones necesarias para poder montarla en este ámbito alternativo“, explicó Foladori.

El primer acto, de una media hora ocurre en una estación. Luego los músicos enfundan sus instrumentos. Todo el elenco se monta en el metro y recorre siete estaciones para hacer el acto final en el otro extremo de la ciudad.

Yo quería trabajar una poética del viaje, del desplazamiento, hacer una ópera ‘transportable’ y esta pieza me venía bien con esa idea“, dijo el director.

En cada silencio algunos atinan a aplaudir, nadie entiende cuándo termina la obra.

Es lógico, recién se adentran a este género“, explicó Juan Casasbellas, director de una orquesta que alterna veteranos maestros y jóvenes talentos.

Para ellos el mayor desafío fue el ruido y la distracción de un público en movimiento. “Más que ensayos fueron entrenamientos“, se rió.

Es una aventura, un injerto del siglo XVIII en un paisaje del siglo 21“, resume.

Lírica al paso

¿Son famosos?“, preguntó Ernestina García, una empleada doméstica que por curiosidad detuvo su marcha apurada por los pasillos del metro y fue público de ópera por primera vez en su vida, aunque fuera por unos minutos.

Janette Peralta, una joven de 22 años con cabello violeta y piercing en su nariz se lamentó. “¡Si sabía, venía antes!“. Es pianista y cursa el cuarto año del conservatorio. “Fui al Colón a ver a Marta Argerich, ¿ópera?, nunca“, responde con una sonrisa.

En el futuro la compañía planea desplegar alas y llevar el mismo esquema a un vuelo interno para empezar en una ciudad y terminar en otra. “Es un experimento, una ópera en continuo movimiento“, dijo su mentor.

A continuación, las imágenes que colgó el director Pablo Foladori en su cuenta en Facebook

13921119_10209113892780208_1345207803220446991_n

13932837_10209113892980213_2827734954393432969_n

13962525_10209113892300196_8625639027958983256_n