El nuevo ministro de Planificación y miembro clave del gobierno interino en Brasil, Romero Jucá, habría considerado que la destitución de Dilma Rousseff sería la mejor manera de detener la “sangría” de las investigaciones judiciales sobre corrupción en Petrobras, según audios revelados este lunes.

Hay que cambiar el gobierno para cortar esta sangría“, dijo Jucá al expresidente de la compañía procesadora de petróleo y gas Transpetro, Sergio Machado, en fragmentos de una conversación telefónica revelada por el diario Folha de Sao Paulo.

Ambos son investigados en la llamada Operación Lava Jato, que indaga la trama de corrupción en Petrobras, un escándalo que alcanza a buena parte de la clase política brasileña.

En la charla, grabada en secreto, el ministro del gobierno interino de Michel Temer y exsenador del partido centrista PMDB sugiere un “pacto” para detener las investigaciones.

El abogado de Jucá, Antonio Carlos de Almeida Castro, reconoció las conversaciones pero afirmó que hay nada “ilegal” en ellas, ya que sólo se habla “de manera general” sobre el asunto.

“El hecho de que un ciudadano se preocupe con el avance de las investigaciones, en una conversación privada, haciendo cuestionamientos y críticas, no configura nada de ilegal o inmoral”, agregó el abogado.

La publicación del diálogo, sin embargo, representa un nuevo escándalo para Temer, quien asumió el poder hace 10 días después de que el Senado decidiera suspender a Rousseff durante seis meses para realizarle un juicio político por maquillaje de las cuentas públicas.

Vicepresidente de la mandataria durante cinco años, Temer (también del partido PMDB) acabó siendo un enemigo central y uno de los principales articuladores de la salida de Rousseff.

Durante los últimos meses, una catarata de acusaciones de corrupción contra las élites políticas y empresariales brasileñas sacude al país en el marco de la Operación Lava Jato. La Fiscalía pidió investigar a Rousseff por obstrucción a la Justicia, pero sobre ella no recae ninguna acusación de corrupción o de enriquecimiento personal con el fraude.

De su lado, Temer ha prometido en varias ocasiones que su gran objetivo durante su mandato, por ahora interino, es sacar a Brasil de la parálisis económica y política que había frenado al gigante sudamericano durante los últimos meses del gobierno de Rousseff.

Jucá es el hombre encargado de la importante tarea de reestructurar el dañado presupuesto de Brasil, una de las grandes promesas de Temer.

Jucá se defiende

Pero en una rueda de prensa este mismo lunes, Jucá dijo que su frase “cortar esta sangría” se refería a la crisis económica y política que afecta a Brasil.

“Es cortar la sangría de la economía, de lo que está ocurriendo con el país, esa es la ventaja del cambio de gobierno. La Lava Jato era la médula del gobierno (de Rousseff) y eso tiene una sangría económica, social, política”, declaró.

“La Lava Jato es importante, hay que investigar, pero hay que delimitarla”, enfatizó Jucá, quien descartó renunciar a su cargo en el flamante gobierno Temer, de quien es un firme aliado.

La publicación del diálogo ya representa un nuevo escándalo para Temer, quien asumió el poder hace once días después de que el Senado decidiera suspender a Rousseff durante seis meses para realizarle un juicio político por maquillaje de las cuentas públicas.

Vicepresidente de la mandataria durante cinco años, Temer (también del partido PMDB) acabó siendo un enemigo central y uno de los principales articuladores de la salida de Rousseff, quien continúa denunciado que todo este proceso fue un “golpe”.

Críticos del impeachment plantearon insistentemente que el cambio de gobierno también era una estrategia para echar tierra sobre la investigación anticorrupción, que tiene en la mira a políticos de todos los sectores y no sólo del Partido de los Trabajadores de Rousseff.

Al menos tres ministros del nuevo gabinete son investigados por la Operación Lava Jato, que ha significado una catarata de acusaciones de corrupción contra las élites políticas y empresariales brasileñas.

La Fiscalía pidió investigar a Rousseff por obstrucción a la Justicia, pero sobre ella no recae ninguna acusación de corrupción o de enriquecimiento personal con el fraude.