Desde que estalló la crisis de la marea roja en las regiones de Los Lagos y Los Ríos, las miradas se volvieron automáticamente hacia la industria salmonera. Mal que mal, esta no se ha caracterizado por tener un comportamiento responsable hacia el medioambiente, y el vertido de más de 4.600 toneladas de pescado en descomposición al interior del mar sólo empeoró aquella imagen.
La verdadera relación que pudieran tener ambos fenómenos han sido ampliamente discutidas en la comunidad científica, con consenso a que no existe relación entre ellos, tal como destacaron en un documento investigadores de diversas universidades, a través de la Sociedad de Ciencias del Mar.
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Sin embargo, un biólogo marino ha sido especialmente crítico respecto del rol que las salmoneras han podido tener en la crisis. Se trata de Héctor Kol, quien ha sido citado por numerosos medios de prensa culpando a estas empresas como las que se encargaron de depositar los nutrientes en las aguas, a través de los años, para atraer a la marea roja.
De la misma forma, el profesional ha descartado la influencia del fenómeno de El Niño, al que ha llegado a calificar como “un mito”.
¿El problema? Que Héctor Kol no es biólogo marino.
De hecho ni siquiera se llama así. Este es el pseudónimo con el que ha escrito una serie de ensayos sobre la materia, en su rol de activista medioambiental que lo llevaron, incluso, a trabajar en el programa marino de la Fundación Pumalín entre los años 2010 a 2014.
Según reveló el diario El Llanquihue, su verdadero nombre es Hernán Raimundo Espinoza Zapatel, y si bien es efectivo que egresó de la Universidad de Chile, sus estudios fueron como cirujano dentista, no con relación a las ciencias del mar.
En tanto, al buscar por su RUT entre los registros de la casa de Bello, figura el nombre de una mujer que se matriculó en biología marina pero posteriormente se cambió a la carrera de odontología.
Otro antecedente a considerar es que en 2009, Espinoza fue formalizado por el Ministerio Público como responsable de un atentado incendiario a la empresa SalmonChile, aunque posteriormente fue absuelto en forma definitiva.
