Era su debut en UFC y no podía fallar. A Josh Emmett le ofrecieron un combate con solo días de anticipación y no dudó en aceptarlo, él quería estar en la compañía y lo que le ocurrió dentro del octágono fue fiel reflejo de su determinación.

El estadounidense se enfrentó en el UFC Fight Night 87 a Jon Tuck por el peso ligero y entregó lo mejor de su repertorio.

Los jueces le dieron la victoria por unanimidad, pero tras el triunfo el peleador reveló un detalle digno de alabar.

En el último round Emmett recibió una patada del rival, golpe que le fracturó en dos su dedo anular. En vez de retirarse el debutante continuó luchando a pesar del dolor.

Con este gesto el norteamericano se ganó el respeto de los aficionados y además mantuvo su promisorio récord de 10-0 en su carrera en las MMA.

ADVERTENCIA: Las siguientes imágenes pueden herir la sensibilidad de algunas personas

El momento exacto de la lesión

https://youtu.be/Dm401y82rMY?t=15m27s

Así le quedó la mano al pobre peleador