Aquí, al igual que en España, la titularidad de los sindicatos aparece por ahora rechazada, lo que implica el debilitamiento aún mayor de los sindicatos y un aumento de la precariedad de los puestos de trabajo.

Hay veces en que las fechas parecieran ser algo más que una simple convención para ordenar el transcurso del tiempo. Y en este 1 de Mayo, día del Trabajo o del Trabajador, los hechos nos exhiben unas coincidencias muy notables. Casi astrológicas, o al menos sincronísticas, como diría el doctor Jung.

En Europa, especialmente en Francia, Italia, Gran Bretaña y España, este 1 de mayo los sindicatos están en pie de guerra, enfrentándose con mucha bronca a los partidos políticos y a las mayorías parlamentarias.

Básicamente, los sindicatos, a los que se han sumado los estudiantes, están enfurecidos por los proyectos de reforma de las leyes laborales que, igual que en Chile, aparecen debilitando a los sindicatos y abriendo paso a que las empresas puedan manipular a los trabajadores impidiéndoles ingresar a los sindicatos.

En España, se denuncia que al eliminar la titularidad de los sindicatos para negociar con las empresas, en realidad lo que se busca es que los trabajadores, bajo la figura publicitaria de “libertad de sindicalización”, queden en realidad en situación de enfrentarse personalmente y solos a sus empleadores que incluso, a menudo, les exigen compromiso de renunciar en el futuro a inscribirse en algún sindicato.

Asimismo, al facilitar los procesos de despido de trabajadores, las empresas a menudo están despidiendo a aquellos que son detectados como posibles candidatos a elecciones sindicales.

Escucha la crónica completa de Ruperto Concha a continuación: