Una explosión de alegría recorrió las calles y bares de la pequeña ciudad inglesa de Leicester este lunes cuando el equipo local ganó la Premier League y protagonizó la mayor sorpresa de la historia del fútbol inglés.

“¡¡¡Campeones, campeones, oe, oe, oe!!!”, cantaron en español los hinchas en cuanto acabó el partido que dio el título al Leicester, el Chelsea-Tottenham. El empate 2-2 hizo imposible que el Tottenham pueda atrapar al Leicester en lo alto de la tabla a falta de dos partidos.

El Chelsea remontó un 0-2 y el gol del empate fue festejado ya por todo lo alto en el pub Hogarths y en todos los de la ciudad. La celebración del título no tiene -literalmente- precedente, porque es la primera vez que el Leicester la gana desde su fundación hace 132 años

Los hinchas apoyaron al Chelsea como si del Leicester se tratara, y agradecieron con emoción una pancarta en Stamford Bridge que decía “hagámoslo por Ranieri”, Claudio Ranieri, exentrenador del equipo de Londres y ahora del Leicester.

Su nombre fue coreado repetidamente en Leicester este domingo al ritmo de la canción italiana Volare.

La ciudad llevaba días teñida de azul en apoyo de los suyos. Las banderas del Leicester ocupaban prácticamente los escaparates de todas las tiendas, y ondeaban incluso de lo alto de la catedral y el ayuntamiento.

Un bar servía capuccinos con la imagen de Vardy, un restaurante vendía pescado frito azul e incluso un supermercado había logrado teñir sus salchichas de este color.

Será una fiesta larga y grande

La pregunta de dónde iba a celebrar la gente el título era respondida encogiendo los hombros, por falta de práctica, pero Steve Bruce, de la oficina turística de Leicester, pronosticó que será “una fiesta grande y larga, porque llevamos mucho tiempo esperando”.

Cuando empezó la temporada, la victoria del equipo en la Premier League se pagaba a 5.000 libras por cada libra apostada. Más del doble de lo que se pagaba por que un disco de la reina Isabel II alcanzara el número uno en la lista de ventas o que Kim Kardashian llegara a presidenta de Estados Unidos.

Nueve meses después, la ciudad festejó la gloria en plazas, bares y en las inmediaciones del estadio King Power. Una ciudad que hasta ahora podía presumir de poco más que de un trozo de muro romano y de haber descubierto, enterrado en un párking, al infame rey medieval Ricardo III, el que mató a sus sobrinos para heredar la corona de su hermano y en cuya boca Shakespeare puso la famosa frase “mi reino por un caballo”

Con sus 330.000 habitantes y un tamaño veinte veces inferior a Londres, Leicester pudo con los cinco equipos de la capital y los dos de Mánchester.

Los hinchas se desquitaron de toda una vida de mofas y desprecio de su gran rival, el vecino Nottingham Forest, que ganó una liga y dos copas de Europa a finales de los años 70 y que ahora languidece en segunda división.

GALERÍA DE IMÁGENES | Haz clic para ampliar