En el mercado existen una serie de productos de higiene íntima femenina, pero ¿son la mejor alternativa para una de las áreas más sensibles de nuestro cuerpo?

Nancy Herta, ginecóloga de la Universidad del Estado de Michigan, explicó a la revista Glamour que la vagina es bastante buena limpiándose a sí misma, ya que tiene un PH bajo, que impide el crecimiento de bacterias malas. “Es un delicado equilibrio que hace la vagina sea hostil para las bacterias. Pero si pones cosas ahí que cambian el pH, puedes permitir que las bacterias crezcan en exceso“, explicó la experta.

Nancy también señaló que es completamente normal tener flujo vaginal a lo largo del ciclo. “Muchas mujeres piensan que tienen que hacer algo al respecto, pero es la forma en que tu vagina se limpia a sí misma”, expresó.

Respecto a los geles y jabones diseñados específicamente para la zona íntima, Nancy recomienda evitarlos. “Los productos vaginales pueden cambiar el PH, permitiendo que las bacterias se multipliquen en exceso”, comenta. En su lugar, la profesional recomienda utilizar un jabón muy suave en la ducha. Después debes secar suavemente con una toalla, asegurándote de que la zona está completamente seca antes de ponerte la ropa interior, ya que el exceso de humedad puede conducir a una infección.

Algunas cosas que debes saber sobre tu higiene íntima

La conocida matrona y sexóloga española Laura Cámara despeja algunas dudas.

Frecuencia de lavado

Cámara explica que “la higiene íntima femenina no debe ser excesiva. El exceso de higiene y gel en los genitales va a producir primero, sequedad, y segundo, que eliminemos toda la protección que de manera natural tiene la zona. Aunque no nos lo parezca, el flujo, la lubricación, etc…, están ahí para algo. Lavarse en exceso sólo puede llevarnos a que la zona genital quede desprovista de su protección natural y favorezcamos las infecciones”.

Por lo mismo, la profesional aconseja que la higiene genital femenina sea una vez al día. “La ducha diaria proporciona a la zona una higiene adecuada. Por otro lado, si estás en algún proceso de infección o en los días de la menstruación y sientes la necesidad de lavarte con más frecuencia, hazlo sólo con agua. Sin usar ningún producto. Eso suele ser suficiente”, expresó.

Siempre de adelante hacia atrás

“Cuando limpiamos los genitales, ya sea con papel higiénico o con agua, debemos limpiar la zona siempre en la misma dirección: de la parte anterior a la posterior. Es decir, de la parte más limpia (uretra y vagina) a la parte más sucia (que es el ano). Si lo hacemos al revés, podemos facilitar las infecciones por el hecho de llevar restos de heces hacia la vagina o la uretra”, comentó la experta.

Laura afirma que además esto es importante en todas las edades. “Desde los bebés, las niñas, adultos o mujeres mayores. Así que cada vez que vayas al baño o durante la ducha, debes lavarte de delante hacía atrás. Enseña a tus hijas a hacerlo así. De este modo, les estás enseñando un buen hábito de higiene para toda la vida”, manifestó

Evita las duchas vaginales

“Las duchas vaginales son la aplicación de agua o productos específicos de limpieza para el interior de la vagina. Como te he comentado antes, la vagina es una parte del cuerpo húmeda, que siempre va a tener restos de flujo y secreciones. Y es bueno que los tenga”, contextualiza Cámara.

En este sentido, ella señala que las duchas vaginales quitan toda esa lubricación y protección natural, y producen mucha sequedad. “Esa sequedad en la vagina más bien produce malestar. Además, igual que te he dicho antes, eliminan los microorganismos que deben estar en la vagina para evitar infecciones. Así que no se recomiendan las duchas vaginales. Lo que hay de manera natural en la vagina déjalo ahí”, explicó.

“Usa las duchas vaginales sólo si forma parte de un tratamiento prescrito por algún/a médico para algún caso concreto de infección vaginal”

Uso de esponjas de ducha

La especialista dijo que “no se recomienda el uso de esponjas para lavar los genitales, porque pueden ser una fuente de gérmenes. Usa las manos limpias para lavar bien en la vulva y entre los labios y el clítoris”

Higiene durante la menstruación

“Tanto si usas tampones, compresas (toallas higiénicas) o copa menstrual, cámbiate de manera regular, sin dejar pasar más de 4-6 horas. En caso de usar tampones, es importante usar un tamaño de tampón adecuado a la cantidad de menstruación. Un tampón más absorbente de lo necesario produce demasiada sequedad vaginal”, comentó.

Laura explicó que aunque durante la menstruación es suficiente con lavarse una vez al día, “si aún así sientes la necesidad de hacerlo más a menudo, hazlo solo con agua. No uses jabón todas las veces”.

Depilación de la zona genital

Cámara dice que por comodidad o estética muchas mujeres deciden depilar esa zona. Sin embargo, “quitar el vello de la zona genital también es quitar una protección propia de esa área. Si eres propensa a las infecciones y a la sequedad vulvar y te depilas completamente la zona, prueba a dejar algo más de vello en los genitales, de manera que la piel de la vulva recupere una protección natural”.

“Si tu opción es la depilación completa de los genitales, ten cuidado con usar productos agresivos o cuchillas que puedan dar pequeños cortes. No hace falta decir que la zona merece el máximo cuidado”, comenta.

Ropa interior

En el mercado existe una gran variedad de ropa interior de diversas telas, colores y formas. Pero ella aconseja que elijas tu lencería “pensando en tu comodidad, y no en la estética. Claro está que estoy hablando de tu vida diaria. Si necesitas ropa interior para una ocasión especial…, es otro tema”.

“Usa ropa interior de algodón de ser posible. Si tienes problemas de picores y molestias vulvares, prueba a cambiar de ropa interior. Quizá la que estés usando no sea de algodón, o de un algodón de mala calidad, o con unos tintes demasiado agresivos para tu piel”, especificó.

Después de las relaciones sexuales

“Después de tener relaciones sexuales, no hace falta hacer ninguna ducha vaginal, pero sí puedes lavarte con agua o un jabón suave. Así eliminaremos el exceso de fluidos, y/o de productos como los lubricantes que pueden contener, por ejemplo, los preservativos. Recuerda que lavarse después de tener relaciones no evita las Enfermedades de Transmisión Sexual”, señala la experta.