El atacante chileno del Hoffenheim, Eduardo Vargas, dio una extensa entrevista al medio alemán Deutsche Welle, donde repasó su carrera en Europa y también su participación en el seleccionado nacional.

A continuación te dejamos con algunas de las respuestas del delantero nacional

Usted es el único sudamericano que ha jugado en las cuatro grandes ligas europeas: en la Premier League, en la liga italiana, en la española y ahora en la Bundesliga. ¿Qué diferencias encuentra, para bien o para mal, en el fútbol alemán respecto al resto?

Creo que todo el fútbol europeo es diferente. La liga italiana, la Bundesliga y la inglesa, comparadas con la española, son muy diferentes. La Bundesliga es un fútbol muy de ida y vuelta, los partidos siempre terminan con muchos goles, es una liga muy enfocada en atacar, atacar y atacar. A veces las defensas salen mal paradas.

¿Como delantero diría entonces que es más fácil jugar en la Bundesliga que en otras ligas?

Yo creo que sí. Aunque en el caso del Hoffenheim, los delanteros también tienen que trabajar mucho en marcar al rival. A veces me cuesta mucho volver para marcar a un defensor del equipo contrario que está yendo al ataque porque no me quedan fuerzas.

¿Cómo es el trato con su actual técnico, Julian Nagelsmann, teniendo en cuenta que es tan joven, sólo dos años mayor que usted?

Es muy raro, porque es la primera vez que me toca un entrenador tan joven. Pero bien, es muy buena persona y también muy buen entrenador. Lo ha demostrado en los partidos: ha logrado sacar adelante al equipo, que ya juega y ataca mejor. Y conmigo siempre se portó muy bien.

Archivo | AgenciaUno

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Hasta ahora jugó 23 partidos de 30 con Hoffenheim, con un promedio de 65 minutos por partido. Si hubiesen entrado más goles, ¿estaría más contento con su desempeño?

Sí, obviamente. Está claro que el delantero vive de goles. No me han salido las cosas, pero, como digo, estoy trabajando día a día. Y en cada partido que toca entrar, ya sea como titular o reserva, intento siempre de dar lo mejor y tratar de ayudar al equipo.

¿Siente una presión mayor cuando no marca?

Sí, siempre.

De su carrera, logros y entrenadores

Debutó hace 10 años en primera, fue en 2006 con Cobreloa. Después pasó por Universidad de Chile, donde consiguió el único título internacional de ese equipo, la Copa Sudamericana de 2011. Y también ganó la Copa América con Chile. De todo ello, ¿cuál diría qué es el recuerdo más imborrable?

De la final de la Copa Sudamericana, el momento en el que hago el primer gol, a los cinco o diez minutos de partido. Me llega el balón y le pego de zurda. Ese momento no lo voy a olvidar en la vida. Y también cuando el árbitro pitó el final y todos mis compañeros salieron corriendo y nos abrazamos. De la Copa América, creo que el penal de Alexis. Yo lo estaba viendo desde fuera de la cancha porque el técnico me había sacado. Estaba abrazado a mis compañeros y no quería ni verlo. El momento en el que entró el balón tampoco lo olvidaré. Todos mis compañeros acabaron llorando, porque es el único título que tiene Chile. Para nosotros es lo más grande que hemos hecho como selección. Me emociono mucho cuando recuerdo todo eso.

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Usted es el quinto máximo goleador de la historia de la selección chilena. Y todavía tiene 26 años, por lo que puede llegar a ser el máximo anotador. Tiene un promedio de gol envidiable con la selección chilena, pero no ocurre lo mismo en los clubes con los que juega. ¿Qué cree que le falta?

Es verdad que cada vez que juego con la selección, marco. No sé por qué. Supongo que porque me entiendo bien con mis compañeros, porque hablamos el mismo idioma, o porque nos conocemos muy bien. A veces me pongo a pensar sobre por qué no hago los mismos goles en Europa que en la selección. Pero sigo trabajando día a día. Acá, por ejemplo, en la Bundesliga, ya le he pegado cinco veces al travesaño. Así que también tuve mala suerte. De haber marcado esos cinco tantos, ahora nadie estaría hablando nada. Intento trabajar día a día para sacar lo mejor de mi cada partido, allá donde me toque jugar, en cualquier posición.

De los técnicos que tuvo (Jorge Sampaoli, Rafa Benítez y ahora Juan Antonio Pizzi en la selección), ¿hay algo de ellos que lo haya marcado para siempre como jugador?

Con Rafa Benítez solo estuve entrenando, nunca me dirigió en un partido porque yo quería salir de Nápoles. Creo que Sampaoli fue el que más me ha motivado. Cuando yo estaba en Universidad de Chile, recuerdo que cuando él llegó, no me citó para el primer partido porque yo estaba entrenando sin ganas. Después habló conmigo y me cantó las cosas bien. Me dijo que yo tenía mucha calidad, que no podía perderme como se perdieron muchos otros jugadores. Creo que eso me motivó a ser el Eduardo que fui en 2011, año en el que lo ganamos todo.

Si pudiese elegir los jugadores o el equipo con los que jugar, ¿cuáles serían?

A todos les gustaría jugar en Barcelona o en el Real Madrid. Pero yo creo que elegiría el Barcelona, el equipo más popular de todos. Y los jugadores serían Messi, Neymar o Bravo, que son todos grandes jugadores.

Su vida en Alemania

Ya lleva nueve meses en Hoffenheim. Además de haber tenido una hija, ¿también se puede decir que en ese tiempo se gestó el Eduardo Vargas que habla alemán?

La verdad es que no hablo nada, pero ya entiendo algunas cosas, sobre todo algunas palabras que se utilizan en los entrenamientos. También tengo a César, un trabajador del club que siempre está cerca de mí, me lo traduce todo en los partidos y entrenamientos, y me ayuda mucho en general.

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Y con sus compañeros, ¿en qué idiomas se expresa?

Algunos me hablan en inglés. A veces me ayuda Kevin Kurányi, que habla portugués y español. Él me ayuda bastante cuando nos queremos comunicar con otros compañeros.

¿Hizo amistades a pesar de la barrera idiomática?

Sí, he hecho amistades, más con Joelinton y Kurányi, que son los que hablan portugués y español, pero también con otros compañeros. De alguna manera nos entendemos.

¿Qué considera que es lo más importante que le han dejado hasta ahora el fútbol alemán y Alemania como país?

De vivir acá, que todo es muy ordenado. La gente es muy correcta y muy educada. Y eso en todo. Por ejemplo, en otros clubes, cuando llegaba al entrenamiento, saludaba a quien yo quería. Acá no, acá tienes que llegar y saludar a todos los compañeros con la mano. Para mí eso es un gran aporte.