Durante mucho tiempo los expertos han debatido sobre el origen de los misteriosos geoglifos ubicados entre las poblaciones peruanas de Palpa y Nazca, lugar en el que vivió la cultura de esta última entre los años 200 a.C y 600 d.C.

Diversas teorías han surgido respecto a las líneas que se pueden ver de manera clara sólo desde una determinada altura. Una de ellas, sostiene que se tratarían de “centros de adoración”.

Sin embargo, este no es lo único que ha tenido “de cabeza” a los especialistas, ya que junto a ellas se ubican unos misteriosos espirales formados con rocas, los que se van adentrando en el suelo.

Wikimedia Commons

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Llamados “puquios”, durante mucho tiempo se especuló sobre los motivos que habrían llevado a los integrantes de la cultura Nazca a realizarlos, respuesta que finalmente llegó desde el mismo cielo.

Un reciente estudio del Instituto de Metodologías para el Análisis Medioambiental descubrió, gracias a imágenes satelitales, que estos espirales conformaban un complejo sistema de riego, gracias al cual lograban recuperar agua de los acuíferos subterráneos.

Esto llamó poderosamente la atención de los expertos, considerando la extrema aridez de la zona.

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Rosa Lasaponara, líder de la investigación, señaló al sitio de la cadena británica BBC: “Lo que resulta sumamente evidente, es que el sistema de puquio debió haber sido mucho más desarrollado de lo que pareciera hoy”.

“Explotando una fuente inagotable de agua a lo largo del año, el sistema de puquios contribuyó a desarrollar una agricultura intensiva en los valles de uno de los lugares más áridos del mundo”, agregó.

MARTIN BERNETTI / AFP

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“Los puquios eran uno de los proyectos hidráulicos más ambiciosos desarrollados en el área de Nazca, e hizo que aquella cultura pudiese disponer del vital elemento durante todo un año, no sólo para la agricultura e irrigación, sino que también para necesidades domésticas”, aseveró Lasaponara.

La experta, quién escribió sobre sus estudios satelitales en la publicación “Ancient Nasca World: New Insights from Science and Archaeology” (“Mundo antiguo de Nazca: Nuevos Conocimientos desde la Ciencia y Arqueología”, en español) la que será publicada durante este año, se mostró bastante sorprendida por el “esfuerzo, organización y cooperación” que emplearon los creadores de este sistema.

Líneas de Nazca

En abril de 2015, el equipo de investigadores del doctor Masato Sakai de la Universidad Yamagata presentó nuevos hallazgos en la convención anual de la Sociedad Americana de Arqueología respecto a las Líneas de Nazca.

En la ocasión, analizaron la localización, el estilo y el método de construcción de los geoglifos, descubriendo que existen cuatro tipos diferentes de figuras que tienden a agruparse en diferentes rutas, todas ellas con el mismo destino: la ciudad preinca de Cahuachi.

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Hoy sólo queda en pie una pirámide, la que entre el año 1 y el 500, cuando la urbe vivió su esplendor, era un centro de peregrinación de primer orden y, a todas luces, capital de la cultura Nazca, comentó el sitio.

Además, los investigadores delimitaron que no sólo varían en su forma los geoglifos, sino que también cambian en cuanto a su construcción.

Según informaron en el sitio los arqueólogos japoneses, las figuras de Nazca fueron construidas por al menos dos culturas bien diferenciadas, con técnicas y simbolismos diferentes, que pueden observarse en los geoglifos que trazan el camino de su zona de origen a la ciudad de Cahuachi.