La enfermedades de alto costo y sin cobertura del Estado pueden tener un gigantesco impacto no sólo en quienes las padecen, sino también en sus familias, tal como es el caso de Pablo Navarro, un joven osornino de 23 años que sufre de una distonía tardía secundaria neuroléptica.

Se trata de una enfermedad que afecta al cerebro y su capacidad de controlar los movimientos, declarada en Pablo a causa del tratamiento con fármacos al que fue sometido para tratar la esquizofrenia paranoide que lo aqueja desde la adolescencia.

Es la misma patología que sufrió la pequeña Fernanda Barrientos en Purranque, que afortunadamente recibió un tratamiento oportuno que hoy la tiene en buenas condiciones, pero que requirió de un sinnúmero de esfuerzos para costear el alto costo de las operaciones.

De acuerdo a Yessica Núñez, tía de Pablo Navarro y una de sus cuidadoras, la enfermedad le ha provocado una serie de contratiempos a su sobrino, quien actualmente se encuentra internado en el Hospital Base San José de Osorno.

Para la mejoría de Pablo, se requiere de una operación denominada de estimulación cerebral profunda, que contempla la instalación de un aparato denominado neuroestimulador, una especie de marcapasos que envía señales al cerebro, el cual cuesta 24 millones de pesos.

Claramente, la familia de Pablo, compuesta por cuatro personas, entre ellas dos adultos mayores, no está en condiciones de financiar tal cantidad de recursos, algo que ya comienza a ser común al no existir tampoco apoyo estatal frente a este tipo de patologías, denominas también ‘raras’.

Por todo ello es que ya han comenzado a organizarse para realizar campañas de recolección de fondos para la operación de Pablo Navarro, pues hasta el momento no existe posibilidad de financiarla con medios propios.