Cerca de 23 millones de peruanos -de ellos casi 7 millones de jóvenes- están convocados a las urnas para elegir presidente y renovar los 130 escaños del Congreso unicameral, instaladas en los 5.536 centros electorales abiertos en todo el país.

El presidente saliente, Ollanta Humala y su esposa, Nadine Heredia, estuvieron entre los primeros en emitir su voto en un colegio electoral de Lima.

Mientras, una distendida Fujimori, flanqueada por sus dos hijas, su esposo y su madre, Susana Higuchi, preparó el desayuno para la familia, incluida una salchicha huachana, un embutido típico de la gastronomía peruana, delante de las cámaras como es habitual entre los candidatos en la jornada electoral.

Keiko Fujimori, de 40 años -cuyo padre Alberto Fujimori, que gobernó Perú entre 1990-2000, está en la cárcel por corrupción y crímenes de lesa humanidad- lidera la carrera, pero la pelea se centra en el segundo puesto, ya que es poco probable que obtenga el 50% de los votos para evitar el balotaje del 5 de junio.

Diez candidatos sobrevivieron a una campaña que dejó por el camino a otros nueve, entre ellos Julio Guzmán, quien aparecía segundo en los sondeos y en pleno crecimiento, en aplicación de una nueva ley electoral estricta y para algunos injusta.

La candidata de Fuerza Popular (derecha) lidera los sondeos, con un tercio de las preferencias, casi el doble que sus dos inmediatos seguidores: Pedro Pablo Kuczynski (77), conocido por sus siglas PPK, de Peruanos por el Kambio (centroderecha), y Verónika Mendoza (35), del Frente Amplio (izquierda), que aparecen con un empate técnico.

Castigo a la corrupción

En un país con una economía boyante en la última década, pese a la desaceleración de los tres últimos años (que ha reducido a la mitad su crecimiento: en torno al 3%), “el hartazgo no está tanto del lado económico, sino del político, por la corrupción”, dice Luis Benavente, director de la encuestadora Vox Populi.

“La mayoría prefiere la economía de mercado pero con un Estado más justo, más razonable y más equitativo”, explica el analista.

Por eso, la esperanza de muchos peruanos está en el Parlamento, que la nueva hornada de congresistas, entre ellos muchos jóvenes bien preparados, contribuya a “limpiar al país”.

“Hemos llegado a la debacle, a un caos tan profundo, que el país tiene que reaccionar”, espera el analista, quien augura que este domingo las urnas enterrarán a la vieja guardia de la política, desprestigiada por la corrupción, como el expresidente Alan García, que vivirá su “Waterloo”.

Inseguridad

La inseguridad es una de las preocupaciones de una población que erige cada vez muros más altos y alambradas para protegerse.

Aunque la época de la violencia ciega de las guerrillas comunistas ya ha pasado, precisamente con la mano dura que aplicó Alberto Fujimori durante su gobierno, de vez en cuando los peruanos reciben un recordatorio.

El sábado, tres militares y un civil murieron en un ataque de un remanente de Sendero Luminoso, la guerrilla maoísta que sembró el terror en Perú en las décadas de 1980 y 1990, cuando repartían material electoral en una población de Junín, centro del país.

Unos 50.000 policías y militares han sido desplegados este domingo para garantizar la seguridad de la votación.